Pasada la medianoche del 29 de julio, el Consejo Nacional Electoral (CNE) hizo público el resultado de las eleciones presidenciales en Venezuela.
Dieron a conocer que Nicolás Maduro obtuvo el 51,2% con 5.159.000 votos, frente a su contrincante Edmundo González, que logró el 44% de los sufragios, unos 4.400.000 votos.
Los números, "irreversibles", fueron entregados con el 80% de datos transmitidos, y Maduro fue confirmado para su tercer mandato como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
"A las 00.27 horas de la madrugada de un lunes que le da la noticia a Venezuela del triunfo de la independencia nacional, de la dignidad del pueblo de Venezuela, no pudieron con las sanciones, las agresiones, las amenazas, no pudieron ahora y no podrán jamás", afirmó Maduro al tomar la palabra frente al Palacio de Miraflores ante quienes habían comenzado a concentrarse allí desde tempranas horas de la noche.
Un desconocimiento anunciado
La lectura de los resultados llegó cuando ya el propio González había afirmado que "los resultados eran inocultables" y "el país había elegido un cambio en paz".
La toma de palabra de María Corina Machado, quien dirige el espacio opositor con González como candidato, asistió sin conocer el resultado oficial y afirmó que González era el "nuevo presidente de Venezuela" con el 70% de los votos.
"Vamos a defender la verdad y les queremos pedir a cada uno de nuestros testigos que nadie se mueva, a todas las comunidades que vayan en familia a acompañarlos en todos los centros de votación, seguimos registrando la victoria de Edmundo González y es abrumadora", señaló en rueda de prensa después que Maduro hubiera terminado de hablar.
Machado, quien dejaba ver a través de sus diferentes declaraciones a lo largo de la campaña que no reconocería una victoria de Madura porque era "imposible", según las encuestas, envió un mensaje a los militares afirmando que "su deber" era hacer respetar la soberanía expresada en el voto".
Posiciones internacionales
Las declaraciones internacionales también comenzaron a llegar desde antes de los resultados ofrecidos por el CNE.
El canciller venezolano, Yvan Gil, advirtió entonces de "una operación de intervención en contra del proceso electoral, nuestro derecho a la libre autodeterminación y la soberanía de nuestra patria, de parte de un grupo de Gobiernos y poderes extranjeros", señalando a funcionarios de los gobiernos de Argentina, Costa Rica, Guatemala, Panamá o Perú, así como a expresidentes latinoamericanos y senadores estadounidenses.
Una de las reacciones internacionales más observadas después del resultado oficial, fue la de Estados Unidos, por el peso determinante de su posicionamiento. El secretario de Estado, Antony Blinken, afirmó que "nos preocupa seriamente que el resultado anunciado no refleje la voluntad ni los votos del pueblo venezolano".
Varios gobiernos de la región adoptaron una posición similar, como el de Chile, donde el presidente Gabriel Boric escribió que "el régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer", y "desde Chile" no reconocerían "ningún resultado que no sea verificable". El Gobierno uruguayo, que preside Luis Lacalle Pou, afirmó que "no se puede reconocer un triunfo si no se confía en la forma y los mecanismos utilizados para llegar a él".
Varios gobiernos de la región, en cambio, se posicionaron en un reconocimiento de los resultados con felicitaciones a Maduro, como son los casos de Bolivia, Cuba, y Honduras. Otros aún no se han pronunciado, en particular mandatarios del peso como el presidente de Brasil, Lula da Silva, representado en Venezuela para la contienda por Celso Amorim, o Gustavo Petro, mandatario de Colombia.
Los pasos que acontecen
Maduro anunció en su discurso que su primer decreto será el de "convocar a un gran diálogo de entendimiento, debate nacional y nuevos consejos con todos los sectores económicos, sociales, culturales y políticos".
Es probable que el mandatario reelecto busque abrir, por ejemplo, un diálogo con los demás candidatos que habrían obtenido en total alrededor de un 4,5% (dato que es aún desconocido con precisión).
Por el momento, las miradas están puestas en las próximas horas y días, en vista de los anuncios de Machado, que anticipan un posible intento de escalar la desinformación de los resultados con acciones en centros electorales.
Si bien no es la primera vez que la oposición no reconoce un resultado electoral cuando pierde, la pregunta es cuáles serán ahora los pasos de su hoja de ruta.