Cinco delitos contra la libertad sexual por jornada. Ese es el sangrante dato que se está registrando en la Comunidad de Madrid, tal y como se refleja en los datos estadísticos del Ministerio del Interior especto a 2017.
Entre esos delitos, destacan los tipificados como violaciones, en concreto, una cada dos días. Además, crecen los casos de abusos tras el empleo de sedantes con efecto amnésico, que han puesto en alerta al Hospital de La Paz, donde se centralizan los casos de agresiones sexuales en la capital.
El fuerte incremento de estos casos, ha obligado a abrir una Comisión de Violencia dentro del hospital, donde se analizan este tipo de casos para elaborar un protocolo de actuación inmediata. La tendencia se está incrementando desde el año 2015.
En la mayoría de las ocasiones, los afectados llegan al hospital sin saber exactamente qué ha sucedido. Se han levantado en un lugar extraño, completamente desnudos, con la ropa del revés, sin sus pertenencias, con dolor en las zonas genitales o el ano. Algunos casos presentan heridas o magulladoras, tal y como relata el diario ABC.
Estos casos representan sumisión química, es decir, drogar a la víctima para que no recuerde qué sucede y, sobre todo, para que no oponga resistencia. Generalemente, las sustancias se incorporan a las bebidas de las discotecas y dejan sin capacidad de negarse. Posteriormente pueden perder el conocimiento. Los efectos duran un período situado entre tres y cuatro horas.
Un protocolo para intoxicaciones con sustancias
Lejos de constituir una leyenda urbana, los casos de este tipo están aumentando. Por ello, la Comunidad de Madrid lanzó el pasado mes de noviembre el Protocolo de Actuación ante la Sospecha de Sumisión Química porque, según reza el escrito "en los últimos años se ha observado un incremento en el número de casos".
La inmensa mayoría de estos casos están relacionados con delitos de índole sexual, aunque también se han registrado casos de robos, homicidios, sedación, incapacitación de personas mayores, enfermos o niños.
Los médicos no siempre consiguen averiguar qué tipo de sustancia se ha introducido en el organismo, aunque las más frecuentes son el propofol o el midazolam, capaces de provocar una profunda amnesia durante un cierto período de tiempo.
Muchas de las víctimas no denuncian porque piensan que lo han provocado o por miedo a decírselo a sus padres. En el caso de personas adultas, la vergüenza que les provoca este tipo de situaciones les lleva a ocultarlas de cara al público.
Por tanto, los casos podrían aumentar si hubiese constancia de todos aquellos que quedan sin denunciar. Pero hay algo de lo que sí existe constancia: este tipo de abusos están creciendo con el paso de los años y con especial incidencia en las grandes ciudades de nuestro país.
