Toda medida de seguridad es poca ante la celebración en Madrid de la Cumbre del Clima (COP 25) de las Naciones Unidas. La capital se prepara para dar la bienvenida a decenas de delegados y representantes mundiales de la organización, por lo que las autoridades han planeado levantar un operativo que blinde la capital para que reducir al máximo el número de posibles altercados, especialmente teniendo en cuenta lo que acontece en Cataluña.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado protegerán la capital de España de grupos formados por anarquistas y antisistema a partir del lunes 2 de diciembre, momento en el que darán comienzo las jornadas con motivo de la cumbre. Las unidades encargadas de velar por la seguridad de los madrileños y los más de 25.000 visitantes, entre ellos numerosos jefes de Estado o Gobierno, estarán formadas por unos mil antidisturbios movilizados por las altas esferas de la Policía Nacional, que también deberán seguir frenando la incesante amenaza en Cataluña.
De la misma forma que ocurre durante la celebración de las fiestas navideñas y la afluencia de visitantes a centros comerciales y lugares públicos, el Nivel 4 de Activación del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista será ejecutado por doce grupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) más otros trece grupos. Este gran despliegue tendrá lugar con motivo de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, una reunión descrita por Pedro Sánchez como "decisiva" para "elevar la ambición en la lucha global contra la emergencia climática", la cual también visitará la joven activista sueca Greta Thunberg.
Junto a estos 25 grupos de la UIP, procedentes de todos los rincones de la geografía española, estarán a su vez otros cuerpos policiales como la Guardia Civil y la Policía Municipal, especialmente después de dar cuenta de los llamamientos a las armas de grupos rebeldes en redes sociales. Uno de ellos ha sido Extinction Rebellion (XR) Spain, el cual pretende movilizarse para protestar contra la liberación de gases de efecto invernadero. De igual manera que ocurrió con los disturbios en Cataluña tras la sentencia del procés, las autoridades quieren extremar la precaución debido al miedo existente de que infiltren radicales y simpatizantes antisistema para desatar el caos en las calles de Madrid.
A pesar de que el Ministerio del Interior espera "un perfil medio bajo" en torno a la celebración del encuentro, pues "no se ha detectado capacidad para provocar grandes altercados", el Gobierno ha procedido con un reforzamiento especialmente intenso en torno a las medidas de seguridad antiterroristas dentro de la Comunidad de Madrid. Se realizarán controles aleatorios y los servicios de inteligencia estarán plenamente activos en sus labores. Además, según lo estipulado en el artículo 25 del acuerdo de Schengen, también se reforzarán de forma temporal los efectivos en las fronteras interiores.
Con el ojo puesto en Cataluña
Estas medidas cautelares son el obvio resultado de lo ocurrido en Madrid el pasado 19 de octubre, cuando más de 4.000 personas acudieron a la plaza de Callao en Madrid en forma de protesta. Una concentración organizada con motivo de las penas impuestas a los líderes independentistas catalanes, que se saldó con varios heridos después de que la Policía cargara contra los manifestantes.
Ahora todos los ojos están puestos en la capital del país, sin embargo, la sentencia del procés lleva levantando asperezas en Cataluña desde el mes de octubre, especialmente en los sectores más radicales y violentos de Tsunami Democràtic y los CDR, quienes consideran fuera de lugar e injustas las condenas impuestas a los procesados por delitos de sedición y malversación tras el referéndum ilegal de octubre de 2017. Junto a ellos también actuaron grupos antisistema y anarquistas, que se infiltraron en medio de la confusión y el desorden quemando contenedores, levantando barricadas y lanzando piedras y cócteles molotov u otros artefactos a los policías.
Su próximo objetivo no es Madrid, sino el partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona que tendrá lugar el 18 de diciembre en el Camp Nou barcelonés. En octubre de 2019, el clásico tuvo que ser suspendido y reubicado en esta fecha con motivo de los altercados en la comunidad por aquel entonces.