El presidente francés, Emmanuel Macron, ha nombrado como primer ministro del país a Michel Barnier. Se trata de un ex ministro y ex comisario europeo conocido por su labor como negociador del Brexit. Este nombramiento pone fin a las quinielas que se habían abierto tras los últimos resultados electorales, en que los bloques reclamaban un nombramiento afín, y aleja el cargo de un eje, pero también intenta salvar los vetos.
Francia vive en estos momentos una situación de bloqueo institucional poco frecuente en el país. El sorpresivo adelanto de las elecciones que anunció Emmanuel Macron otorgó la victoria al Nuevo Frente Popular, coalición de izquierdas que busca hacer frente al avance de la extrema derecha. Logró 193 diputados, aunque lejos de 289 necesarios para la mayoría absoluta.
Esta formación logró 'sorpassar' al grupo de partidos que conforman la presidencia de la república, en centro y derecha, que se quedaron en 166 representantes. La ultraderecha de Marine le Pen (Reagrupamiento Nacional) se quedó en 126.
¿Un nombramiento provisional?
Después de casi 60 jornadas de completo bloqueo, Macron ha nombrado a Barnier nuevo primer ministro y le ha encomendado la formación de un nuevo gobierno. Barnier es miembro de los conservadores, con ideas duras en inmigración y firme defensor de la Unión Europea.
Macron intenta, al menos, no obtener el bloqueo desde las formaciones políticas, sin embargo hay dudas de que pueda desarrollar sus pretensiones y la incógnita se ha situado en cuánto tiempo podrá permanecer en el cargo dada la amplia fragmentación parlamentaria.
Barnier rompe la cuestión generacional respecto a su predecesor en el cargo. Mientras que Gabriel Attal ha sido el presidente más joven de la historia, en el caso de Barnier será la persona más longeva en llegar a ostentar este puesto.
