El presidente francés, Emmanuel Macron, ha encabezado este martes en París una reunión con los jefes de Estado Mayor de 31 países europeos en el marco del Foro de París sobre Defensa y Estrategia. En su intervención, instó a los líderes militares a abordar de manera conjunta las amenazas geopolíticas y terroristas que enfrenta el continente, subrayando la importancia de un enfoque integral ante la inestabilidad global.
Sus declaraciones llegan en respuesta a las críticas que ha recibido recientemente por alertar sobre la "amenaza rusa", postura que ha defendido con firmeza: "Quienes cuestionan esta realidad simplemente no siguen la actualidad", afirmó. Macron insistió en que Francia no debe elegir entre desafíos, sino enfrentarlos simultáneamente para proteger los valores fundamentales de su República.
El encuentro contó con la presencia de las principales autoridades militares de la Unión Europea y la OTAN, incluidos representantes de Reino Unido y Turquía. España estuvo representada por el almirante general Teodoro López Calderón. La reunión giró en torno a la necesidad de fortalecer la capacidad defensiva europea y las garantías de seguridad para Ucrania, especialmente tras la reducción del apoyo militar por parte de Estados Unidos.
El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, enfatizó que cualquier acuerdo de paz con Moscú debe excluir la desmilitarización de Ucrania. En esta línea, el Palacio del Elíseo emitió un comunicado en el que destacó la urgencia de diseñar un plan creíble de seguridad para Kiev, insistiendo en la necesidad de pasar de la teoría a la acción.
El debate sobre una posible fuerza de paz europea
Uno de los puntos centrales de la reunión fue la discusión sobre el envío de una fuerza de paz europea a Ucrania, una idea promovida por el primer ministro británico, Keir Starmer. Se espera que este sábado mantenga una videoconferencia con los líderes europeos para avanzar en la propuesta de la "Coalición de Voluntarios", una iniciativa que ha despertado un interés desigual entre los países del continente.
Mientras naciones como Suecia, Bélgica, Dinamarca y Australia han manifestado su disposición a participar, otras como Polonia, Italia, Eslovaquia y Hungría han expresado su rechazo a la idea de enviar tropas a suelo ucraniano. España, por su parte, ha adoptado una postura cautelosa. La ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró que la participación de su país en el foro no implica un compromiso con la propuesta y reiteró que cualquier decisión en este sentido deberá tomarse en coordinación con la UE.
El miércoles, los ministros de Defensa de los cinco principales ejércitos europeos (Francia, Reino Unido, Alemania, Polonia e Italia) volverán a reunirse en París para profundizar en las posibilidades de despliegue de un contingente militar. Sin embargo, los expertos advierten que, aunque la idea de una fuerza de 200.000 soldados ha sido mencionada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, las capacidades militares de los países europeos difícilmente permitirían movilizar un número significativo de efectivos en un corto plazo.
Desafíos y riesgos de una intervención europea
Analistas en seguridad han señalado que, en el mejor de los escenarios, Europa podría desplegar alrededor de 40.000 soldados, una cifra insuficiente para cubrir la extensa línea del frente en el este de Ucrania. Alternativamente, algunos expertos sugieren que una posible misión podría centrarse en la protección aérea y la seguridad de infraestructuras estratégicas.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha advertido que la presencia de tropas europeas en Ucrania sería vista como una escalada del conflicto y una implicación directa de la OTAN. Esto plantea interrogantes sobre cómo responderían tanto Washington como la Alianza Atlántica en caso de un ataque ruso contra un contingente europeo en la región.
Más allá del debate sobre el despliegue de fuerzas de paz, Macron ha aprovechado la reunión para reforzar su mensaje sobre el rearme europeo. Su visión de una defensa autónoma del continente, respaldada por el potencial nuclear francés, ha sido un eje recurrente en su discurso desde hace años. Ahora, con la creciente tensión en el este de Europa y la incertidumbre sobre el futuro del apoyo estadounidense, el presidente francés busca consolidarse como el principal impulsor de una estrategia de seguridad común para el continente.