Como dice la expresión "hay gente pa tó", y es que la sexualidad humana es tan compleja que no deja de sorprendernos, también por su ausencia de límites. Existen un sin fin de parafilias a cada cual es más asombrosa. Dentro de los gustos de los seres humanos, este tipo de comportamiento sexual no encuentra el placer en la relación sexual en sí, sino que procede de alguna otra actividad u objeto.
Es normal encontrar nuevas parafilias, en un principio pueden ser consideradas como fetichismo, pero en realidad, son más comunes de lo que se piensa o se cree. Sin embargo, el factor que hace que no sean tan conocidas es la vergüenza de aquellos que la experimentan. En este caso vamos a concretar en la macrofilia, el término que se utiliza para referirse a la excitación que sienten determinados hombres ante la idea de ser aplastados o devorados por mujeres gigantes, pero gigantes de la talla de King Kong. Literalmente se traduce como "amor por lo grande".
Según explican los propios amantes de las giantess, como se llama también este tipo de parafilia dentro del mundo pornográfico, el empoderamiento de estas féminas es el rasgo que más atrae. Por tanto, la simple observación de comportamientos de las gigantas les estimula.
Se disparan los demandantes
Aunque es una parafilia que no se conoce mucho, en estos últimos años se ha destapado como una tendencia de búsqueda bastante habitual. Es decir, gracias a Internet y a las tecnologías que tenemos en nuestras manos, no ha parado de crecer.
La explicación que da el experto y doctor Mark Griffiths en Psychology Today, es que "la razón por la que este fetiche en particular ha aumentado masivamente durante la última década es el papel crucial que ha tenido Internet a la hora de crear y distribuir contenido de macrofilia". "Debido a que la parafilia está casi totalmente basada en la fantasía, gran parte del material del cual los macrofilos obtienen su gratificación sexual está en Internet", explica.
Son numerosas las herramientas que se pueden utilizar para ello. "Aplicaciones como Photoshop son ampliamente utilizadas para crear collages de gigantes falsos. Las fotografías también se toman desde ángulos bajos para que todo en el visor parezca mucho más grande", añade Mark Griffiths.
Por otro lado, el portal pornográfico PornHub, en el informe anual de 2016, afirmó que el término giantess multiplicó sus búsquedas en un 354% en Reino Unido con respecto al año anterior. Sin embargo, la macrofilia no es solo cosa del porno, también de las redes sociales. En Instagram existen más de 110.000 publicaciones relacionadas con esto bajo el hashtag giantess.
Variedad por doquier
El mundo de las parafilias es bastante complicado, pero a su vez, si se ahonda en cada una de ellas, nos damos cuenta que hay distintos subgéneros. Por ejemplo, dentro del mundo del giantess, están los seguidores del 'Growth', que significa que a raíz de un experimento la mujer va creciendo poco a poco de forma imparable. Por tanto, acaba rompiendo su ropa, también la habitación, el edificio y toda la ciudad.
Otras de las fantasías es el 'Crush', donde la giganta aplasta y pisa todo lo que se encuentra en el camino. Es decir, un proceso de destrucción total, donde en ocasiones utiliza sus enormes pechos (boob crush), su trasero (butt crush) o sus pies (feet crush). También el conocido como 'Vore', donde persiguen personas hasta que son devoradas.
Además, hay una clasificación en cuanto a las mujeres gigantes, según el tamaño que tienen. Estas son las 'Amazonas', cuando la jayana tiene una altura de entre 2,30 y 4 metros; la 'Mini Giantess', cuando alcanzan entre 5 y 7 metros; 'Gigantas estándar', cuando igualan el tamaño de un edificio; las 'Massive Giantess', cuando tienen una altura suficiente como destrozar edificios de una sola pisada; y las 'Giga', cuando superan el tamaño de un planeta.