La búsqueda de los cuerpos de Tomás Gimeno y de la pequeña Anna tuvo que finalizar ante la "completamente inabordable" exploración en la zona en el mar de Tenerife. Tras largas semanas de búsqueda, el hallazgo de los restos de Olivia permitió a los investigadores confirmar que se trataba de un crimen de violencia vicaria "con el fin de provocar un inhumano dolor a su expareja", y madre de las niñas, Beatriz, como señala el propio auto del juez.
Así lo ha valorado también Joaquín Amills, portavoz de la familia y presidente de la organización SOS Desaparecidos, que en una entrevista concedida a Almería Hoy ha valorado que el objetivo de Tomás Gimeno era "castigar a su exmujer haciéndole sufrir con la desaparición de sus hijas".
Según narra, Gimeno lo tenía "todo perfectamente planeado". "Recogió a las niñas, fue a su casa a las 19:30 y allí las mató. Pero antes, hizo que la pequeña Olivia grabara un audio encargando a su madre recoger unos cuadros. Tomás Gimeno envió a Beatriz un último recuerdo. Una maldad propia de un ser depravado. En ese momento asesinó a sus dos hijas", ha explicado.
El portavoz de la familia ha afirmado que Gimeno "nunca actuó por impulso ni por un brote psicótico sin tener la conciencia clara". "Lo tenía absolutamente todo premeditado. Sabía en todo momento dónde tenía que estar, aunque acabó con su vida por cobardía, para no afrontar la imagen que merecía como el asesino de sus hijas que dejó a su perro tras matarlas", ha asegurado Amills, que ha descrito al responsable de la muerte de las niñas como un "sujeto narcisista, de comportamiento infantil y tramposo".
Sobre el suicidio de Gimeno
Sin embargo, a pesar de que siempre planeó matar a las niñas, es posible que a la hora de la verdad dudase si acabar también con su vida, pero finalmente, cuando le paró la Guardia Civil, se dio cuenta de que su huída sería imposible: El suicidio "lo tenía previsto desde el principio, y tenía claro que tenía que hacerlo en un punto donde no fueran encontrados nunca ni su cadáver ni el de las niñas, porque su objetivo era el sufrimiento de Beatriz", explica el portavoz.
"Sin embargo, cuando llegó la hora de la verdad, le entró miedo y se dispuso a pensar qué hacer para escapar. Después, cuando le paró la Guardia Civil del Mar, se dio cuenta de que era imposible. Compró tabaco y cargó el móvil, que siguió operativo hasta las 2:00. Fue el tiempo que empleó en decidir si acababa o no con su vida", ha expresado Amills.