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La lucha de la activista Silene Salazar para visibilizar a las mujeres indígenas lesbianas

Cofundó la Red de mujeres lesbianas y bisexuales de Bolivia y trabaja para acabar con la homofobia en los pueblos y con el racismo en las ciudades.

Silene Salazar es una mujer quechua y lesbiana que con 16 años decidió definirse ante sus padres y familiares. Recibió su rechazo e incluso le hicieron creer que estaba enferma. Finalmente, le obligaron a ser como marca la norma: una mujer heterosexual y cuya expresión de género sea la de una 'señorita'. Ella cayó en depresión, aunque tiempo después su respuesta, según relata en una entrevista a El Diario, fue aislarse. Se trasladó a Santa Cruz, ciudad situada en el centro de Bolivia, pero ahí sintió el rechazo de los racistas por ser indígena. Sufría por ser mujer, lesbiana e indígena. A pesar de todo, desde hace diez años lucha para que otras no pasen por lo que ella pasó y puedan decir que existen. 

Su idea de acabar con este tipo de opresiones terminó materializándose en 2008, tras crear la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales de Bolivia (Red LB). Y, tal y como asegura, fue la primera vez que se sintió aceptada y en un espacio seguro. "Estoy completamente convencida de que la visibilización es necesaria para crear un cambio en la sociedad", explica a la periodista Icíar Gutiérrez, que le ha abierto el espacio de su periódico para que pueda seguir visibilizando otras realidades. 

Silene Salazar
"Silene Salazar"

Según relata, la primera vez que sintió el manto del racismo se produjo cuando se mudó con su familia a la ciudad de Challapata (La Paz), ya que allí le hicieron sentir inferior por ser una mujer indígena. Le decían que serlo era 'malo'. Tiempo después se mudó a Estados Unidos y asegura que se dio cuenta de lo que "significaba ser blanco". "Entendí que yo no lo era, que mis raíces estaban en lo profundo de una comunidad y que era necesario no sólo abrazar esta identidad, sino también visibilizarla", revela Silene. Por eso a través de su asociación trabaja para que otras mujeres indígenas y lesbianas o bisexuales sean conscientes de que existen otras mujeres como ellas y que no hay nada de malo en ser como son. 

Doble vida para poder ser quienes realmente son

La labor que llevan a cabo es vital, pero por el momento sólo pueden ayudar a mujeres que viven en las ciudades porque según cuenta, no tienen recursos para poder llegar aquellas que residen en las comunidades rurales. Pero, sin duda, su objetivo es poder salvarlas a ellas también. Y es que Silene advierte de que "asumirse" como mujer lesbiana es muy conflictivo y sobre todo si estas son oribundas de pequeñas comunidades, en donde la violencia contra ellas es mucho más fuerte. 

"Ser indígena afecta al sistema capitalista y ser lesbiana es una afrenta al sistema patriarcal. Asumirse en todas estas identidades es colocarse en una stuación de mucha vulnerabilidad, pero también es lograr la valentía para no seguir estando invisibilizadas", garantiza la activista indígena. Aunque afirma que uno de los precios que a veces tienen que pagar estas mujeres cuando hacen visible su orientación sexual es el de emigrar para poder vivir su sexualidad. Al mismo tiempo que se ven obligadas a llevar una vida falsa cuando visitan sus comunidades, en donde ocultan su orientación sexual. Es decir, en las ciudades las oprimen por ser indígenas y en sus pueblos por ser homosexuales o bisexuales. 

Mujeres de la comunidad Aymara
"Mujeres de la comunidad Aymara"

A través de la Red LB, varias mujeres se reúnen y debaten sobre el porqué de las discriminaciones que sufren por ser indígenas y lesbianas o bisexuales. Según Silene, han llegado a la conclusión de que el origen de estas opresiones tienen que ver con el colonialismo. "Todos los comportamientos ancestrales que no entraban en la lógica colonialista fueron satanizados. Las lesbianas, maricones y trans existimos desde el inicio, en el mundo y en varias comunidades. El colonialismo borró nuestras memorias y la homofobia sigue arraigada en los pueblos, en el pensamiento de que sólo pueden ser pareja un hombre y una mujer", asegura. Asimismo, también realizan varios encuentros con líderes indígenas para acabar con la homofobia en sus comunidades, además de llevar a cabo investigaciones sobre las condiciones de vida de las mujeres. 

Sin embargo, tampoco se olvida de recordar que dentro del propio colectivo LGTBI también existe el racismo y que es vital acabar con esta opresión. De hecho, considera que desde este movimiento no se está respondiendo a las necesidades de todas. 

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