No queda nada para que Letizia vuelve a lucir sus mejores galas. Los Premios Principe de Asturias son una de las citas anuales a las que la monarca y el resto de su familia no pueden faltar, especialmente su hija Leonor, quien ostenta el título actualmente como futura reina de España. Sin embargo, si hay un evento en el que doña Letizia nos da una pista de lo que se va a poner sobre la alfombra azul del Teatro Campoamor, ese es el concierto previo en Oviedo, que tiene lugar en el mismo contexto de los premios, pero el día anterior.
Antes de que la princesa Leonor dé el primer discurso de su vida como heredera de la corona, un momento histórico para el país, los reyes de España tienen una cita el jueves 17 de octubre en el Auditorio Palacio de Congresos Príncipe Felipe. Se trata del vigesimoctavo Concierto Premios Princesa de Asturias, organizado por la Fundación Princesa de Asturias y por la Fundación CajAstur-Liberbank. Un acontecimiento al que no pueden faltar y al que la experiodista le tiene el ojo echado como el perfecto escaparate para exhibir un modelito que sirva como antesala del gran outfit que lucirá al día siguiente en los premios.
La esposa de Felipe VI siempre ha sido digna de ser tenida un cuenta como un gran referente en lo que a estilo real se refiere. Nunca escatima en marcas, luce las firmas internacionales más prestigiosas, así como las joyas más caras habidas y por haber. Sin embargo, ella ya nació con buena percha y además, hace por mantenerla, si no que se lo digan a su entrenador personal en Zarzuela. Pocas veces falla en el estilismo que escoge para los actos institucionales a los que tiene que asistir.
Siguiendo esta línea, estos son los últimos cinco looks de la reina en el tradicional concierto, antesala de los Premios Princesa de Asturias.
1 Sus primeros premios como reina
Felipe Varela fue el encargado de vestir a la reina Letizia en la primera edición de los premios a los que la consorte asistía por primera vez como reina de España. La madre de la princesa Leonor y la infanta Sofía se puso un vestido negro sin mangas, cuyo diseño había confiado a su diseñador de referencia hasta aquel entonces. Esta vez, la joya de la corona estuvo en el cuello de la pieza, pues tenía un bordado característico que no pasó desapercibido. Sin embargo, hay algo que llamó bastante la atención por aquel entonces y es que no era la primera vez que Letizia se vestía con él, pues lo había lucido anteriormente en un viaje al otro lado del charco.
En cuanto a los accesorios, conjuntó con unos singulares y brillantes pendientes con forma de flor de oro blanco en cascada.
2 Hizo caso a su estilista
Al año siguiente, Letizia Ortiz ya se había consolidado del todo como reina consorte de España y no dudó en hacer público que tenía estilista, la leonesa Eva Fernández. La nuera de don Juan Carlos y doña Sofía volvió a contar con su habitual diseñador para asistir a la cita y aunque la pieza se parece ligeramente, esta vez, se trató de un mono negro azabache de seda, de nuevo sin mangas, que volvía a tener un cuello especial: halter y troquelado. De esta forma, la royal conseguiría cambiar la percepción de su silueta y realzar así su cuerpo en forma, explotando la parte superior de su tronco.
Los accesorios fueron un poco más abundantes esta vez, pues además de llevar en su brazo un reluciente brazalete, también le acompañó un bolso joya con pedrería y unos pendientes de la firma suiza De Grisogono, hechos en oro blanco con 432 diamantes negros, en forma de lágrima.
3 De nuevo, sin mangas
Llegaba el momento de sorprender. Un vestido que más que para un concierto, parecía para una de esas glamurosas reuniones entre amigos a los que a la mujer del jefe de Estado le gusta organizar en Zarzuela. Con amago de querer volver a dejar su imagen pública por las nubes en cuanto a las prendas que viste, doña Letizia se presentó con un vestido negro de tirante fino creado de nuevo por Varela. Eso sí, más corto que en ocasiones anteriores. El outfit no tuvo desperdicio porque a nadie le importó que repitiera color, ya que lo ceñido que era dejó perplejos a los asistentes al evento. El detalle que rompía con la monotonía de haber repetido el mismo color en los dos años anteriores fue un cinturón con tres camelias diseñadas con cristales.
Por otro lado, los pendientes volvieron a ser el accesorio estrella de la cuñada de las infantas Elena y Cristina, fueron los que obtuvo como regalo de sus suegros por su boda con don Felipe de Borbón y Grecia. Hechos con diamantes, que llegan a alcanzar los 4,54 quilates, y forma floral, están realizados en platino. Un módico regalo que toda suegra puede hacer a su nuera, cuando lo único módico pasa por ser el mero detalle de haberle regalado semejante ostentación. El bolso, un poco más discreto esta vez, tanto, que se camuflaba con la pieza.
4 Azul novedoso y rompedor
Letizia quiso dar cierto color a su imagen pública, quizá también a su vida, cuando le dijo a su diseñador Felipe Varela cómo quería exponerse ante el gran público para la cita anual del concierto en 2017. Para ello eligió un vestido azul de seda que a día de hoy sigue siendo muy comentado, ya que destaca por ser una de sus mejores elecciones. Un traje más largo que en la ocasión anterior, aunque igual de rompedor. Esta vez no por lo corto que era, sino por el bonito contraste que hacía con el tono de su piel. La pieza, con cuello redondo, volvía a ser sin mangas, aunque esta vez fue diseñado enseñando menos pierna. Sin duda, ha sido la vez que la reina ha escogido su outfit de forma más apropiada para la ocasión.
Como complementos, no dudó en portar en sus antebrazos dos pulseras de Cartier, una en cada brazo, que pertenecen a las joyas de pasar de la reina Victoria Eugenia y que tiene desde que ascendió al trono como consorte. Forman parte de su joyero por tradición y protocolo, al tener que ser pasadas de reina en reina.
5 Vuelta al negro, esta vez con Armani
Vuelta a la Letizia sencilla, quizá a la Letizia oscura. La reina volvió a Oviedo en 2018 con un vestido muy sencillo, aunque no por ello, menos valioso. Esta vez, por primera vez en muchos años, renunció a los diseños de Felipe Varela y se decantó por el prestigioso Emporio Armani. De nuevo, volvió apostar por el negro, pese a haber roto con la tradición el año anterior. Definido por muchos como "elegante, clásico y holgado", no marcaba tanto su silueta como sus anteriores outfits. El cuello, de nuevo redondo, aunque esta vez el vestido tenía manga francesa. Probablemente, la vez en la que más tapado se le ha visto el tronco durante la celebración de esta cita.
¿Dónde está ese detalle especial? No podía faltar y es que se trata de un volante ubicado en la abertura lateral de la pierna derecha. Por otro lado, doña Letizia no puede escapar a las tentaciones, probablemente como ningún monarca, así que decidió no escatimar en joyería y para ello, volvió a las gemelas de Cartier, aunque esta vez, se las ponía juntas en el mismo brazo. Este gesto pudo molestar a la reina Sofía, puesto que cuando ella era dueña de las mismas, las llevaba siempre en brazos separados para que su choque no ocasionara roces que pudieran deslucir y estropear el accesorio. Por otro lado,
Los pendientes también gozaron de cierto protagonismo, ya que volvió a tirar del joyero de pasar para ponerse los que pueden ser unos pendientes muy especiales para una de las hermanas de su marido. La infanta Cristina, con la que desde hace año no tiene buena relación por su implicacion en el caso Nóos, los llevó en su propia boda con su marido, el preso Iñaki Urdangarín.