La televisión, con sus series y sus películas, es capaz de enseñarnos lecciones fundamentales que después podremos utilizar a lo largo de nuestra vida. No solo eso, sino que también hace que nos sintamos identificados en muchos momentos y, con los errores de los personajes ficticios, aprendamos poco a poco. Teniendo en cuenta que 'Anatomía de Grey' lleva más de diez años en emisión, esta serie no iba a ser menos.
Para quien no la conozca (aunque esto sea difícil), 'Anatomía de Grey' es una serie situada en un hospital estadounidense que acoge a una gran cantidad de residentes recién salidos de la carrera de Medicina para que estos emprendan su camino. La protagonista es Meredith Grey (Ellen Pompeo), hija de una de las médicas más famosas del mundo en el ámbito de la medicina general. La serie comienza con Meredith despertándose en el salón de su casa, en el suelo, junto a Derek Sheperd (Patrick Dempsey), un neurociruano del Seattle Grace. Aunque eso ella no lo sabe hasta que va precisamente a ese hospital (donde trabajó su madre) a trabajar por primera vez, como residente de primer año y lo ve de nuevo allí.
A partir de esa secuencia, y durante trece temporadas, los seguidores de la serie hemos vivido desde los desamores más crueles que pudiéramos imaginar, hasta las amistades más enternecedoras, pasando, por supuesto, por accidentes de avión, explosiones y tiroteos. En esos casi 300 capítulos que tiene ya la serie, se han podido extraer una gran cantidad de lecciones vitales. Vamos a pasar a ver algunas de ellas, las más importantes.
1 Todos cometemos errores, y hay que saber aceptarlo
Una de las lecciones que más trabajo le cuesta aceptar a los médicos del Seattle Grace (que luego pasó a llamarse Grey Sloan Memorial), es que no son perfectos e incluso ellos cometen errores. Errores que, en este caso, pueden llegar a costarle la vida a la gente.
Hay errores que no dependen de nosotros; por ejemplo, Derek y Meredith se encuentran durante una temporada completa realizando un estudio sobre posibles tumores cerebrales y cómo podrían eliminarse estos. El estudio, lamntablemente, no sale todo lo bien que debería al principio y muchos pacientes mueren. En un momento determinado, Derek quiere rendirse, sintiéndose culpable de las muertes. No obstante, al final acaba por intentarlo una vez más y consigue una solución a aquello que había estado investigando.
Si se hubiera rendido tras los primeros errores, probablemente no habría encontrado ninguna cura. Su estudio no habría tenido ningún fin, y la muerte de esos pacientes experimentales habría sido en balde. Y es que en la vida se cometen errores, sí, pero hay que saber aceptarlos y continuar, porque solo así podremos aprender de ellos.
2 Los bailes y el tequila lo curan todo
Aparte de enseñarnos que una amistad verdadera se enfrenta a multitud de fases y problemas, pero que acaba superándolos todos por increíble que pueda parecer, Meredith y Cristina también nos han enseñado que no hay nada que un buen baile no cure. Sus bailes han sido míticos desde el principio de la serie, así como sus altas dosis de tequila para olvidar.
3 Todas las pérdidas se pueden superar, con tiempo
Si hay algo que hemos visto a lo largo de todos los capítulos de 'Anatomía de Grey' son pérdidas. Las más dolorosas sin duda fueron las de George O'Malley cuando la serie todavía tenía apenas cuatro temporadas en emisión, la de Lexie Grey (en la que se hizo muy poco hincapié), la del Doctor Sloan y, sobre todo, la de Derek Sheperd en su onceava temporada.
Ese capítulo fue especialmente doloroso para todos aquellos que siguen la serie desde sus inicios. Y es que no solo murió uno de los personajes principales, sino que también murió la pareja protagonista con la que la serie comenzó: Meredith ya no tenía a Derek a su lado.
No obstante, Shonda Rhimes, la guionista y productora, aprovechó esta muerte tan dolorosa para enseñarnos una lección fundamental: nadie es imprescindible en nuestra vida. Ni siquiera Derek para Meredith. Cuando alguien muere, la fase de duelo suele ser bastante larga, tenemos que habituarnos a la pérdida, y puede que sintamos que nada tiene sentido. Pero, independientemente de cuánto queramos a esa persona, la vida continúa. Quizás tardemos unos meses en acostumbrarnos, o unos años, pero continuaremos viviendo. Y eso es algo que Meredith acabó por hacer. El dolor no desaparece (tal y como continúa demostrando en la actual temporada, la trece), pero se aprende a vivir con ello. Una pérdida requiere tiempo para sanar, pero sanará.
4 ¿Eres jamón o huevos? ¿Aportas o te entregas?
Uno de los personajes principales desde el principio de la serie es, sin duda, Alex Karev. Comenzó siendo de una forma totalmente distinta a la que es ahora, y quizás es por eso que se ha vuelto tan importante en la serie.
En un capítulo de la quinta temporada, fue él el que le indicó a otro compañero que lo que debía preguntarse siempre es si era jamón o huevos en una relación. Si eres jamón significa que te entregas por completo, te das a la relación; no obstante, si eres huevos, tan solo estás aportando. Si nos preguntamos esto en todas las fases de nuestra vida, seguramente descubramos si realmente no estamos entregando en una relación (o proyecto laboral, o académico) o simplemente estamos aportando una parte, sin darnos al cien por cien. Y tú, ¿eres jamón o huevos?
5 El amor no siempre lo puede todo
Tenemos la idea romántica de que el amor puede superarlo absolutamente todo; si dos personas se quieren, estarán juntas, independientemente de las circunstancias. Pero esto no es así, y Anatomía de Grey nos lo demuestra con tres parejas diferentes: Christina y Owen, Arizona y Callie, y Jackson y April.
En el caso de Christina y Owen, se casaron y convivieron felizmente durante unos años. Hasta que ella se quedó embarazada por un descuido, y decidió no tener el bebé, pese a que él si lo quería. Desde un principio, ella siempre dejó claro que no querría tener hijos; que su carrera estaba por delante de todo; por otro lado, él quería formar una familia. No pudieron compaginar sus proyectos futuros, y eso hizo que su relación no funcionara, por mucho que se quisieran.
Por otro lado, Arizona y Callie se querían con locura. No obstante, Arizona sufrió un gran accidente tras el cual acabó perdiendo una pierna, y le costó mucho tiempo recuperarse. Durante ese largo tiempo, su relación sufrió tanto que, finalmente, tuvieron que acabar separándose. No pudieron superarlo, por mucho que se quisieron.
Y algo parecido les pasó a Jackson y April que, pese a estar casados y firmemente enamorados, no pudieron superar la pérdida de su bebé. El amor no lo puede todo, y eso también hay que saber aceptarlo y asimilarlo.