Son absurdas, ilógicas e imposibles, pero también locas, maravillosas y mágicas. Las escenas que los Monty Python han introducido en el imaginario colectivo adquieren formas impensables, pero incapaces de borrar de la mente una vez te han atrapado. Un pringado judío contemporáneo de la época de Jesucristo que acaba sufriendo su mismo destino, una irónica danza colorista y multicultural que celebra lo sagrado del esperma o una suerte de caballeros low cost del rey Arturo con más cocos que sentido común, son situaciones y personajes que, poco a poco, se han ganado el cariño de casi todo el globo.
Los Monty Python se han sumergido en nuestras vidas y la han desordenado por completo, como un cajón desastre que, al darle la vuelta, descubre maravillas que nadie sabía de su existencia. Su humor ya forma parte de nosotros como lo forma el chocolate en los días de depresión o la siesta a las 4 de la tarde. Los maravillosos John Cleese, Eric Idle, Michael Palin, Graham Chapman, Terry Gilliam y Terry Jones han hecho reír a medio mundo con sus escenas estrambóticas, conflictos absurdos, movimientos corporales imposibles o un estilismo femenino que, seamos sinceros, les queda sorprendentemente bien. Sus adictivas películas, fantásticos sketches sellados bajo el nombre de 'Flying Circus' o ambiciosas representaciones teatrales forman parte de una cultura mundial que, gracias al sexteto británico, está más desequilibrada que nunca. Unas lunáticas e irracionales pero completamente válidas lecciones de vida que nos han ido dejando como miguitas de pan en cada una de sus obras y que, por supuesto, nunca está de más recordar.
1 Todos tenemos derecho a defender nuestro derecho a parir
Loretta fue un símbolo de la igualdad y eso lo sabemos todos. Entre lágrimas, el antes llamado Stan confesaba a sus hermanos del Frente Popular de Judea su deseo de ser mujer para, así, ser madre, lo que desemboca en un facepalm del personaje de John Cleese. "Lo que puede es tener derecho a parir", defienden al final en su grupo antisistema. Sea un símbolo de su lucha contra la opresión o de su lucha contra la realidad, esta escena de 'La vida de Brian' nos demuestra que no hace falta tener un baúl para gestar un feto.
2 Lucha por lo que quieres aunque no te queden brazos ni piernas
La perseverancia es una de las enseñanzas más útiles de los Monty Python. Así lo mostraba el malherido caballero negro de 'Los caballeros de la mesa cuadrada'. Tras haberle sido cercenados brazos y piernas y quedarse como un vulgar fuet, el absurdamente bravo caballero sigue intentando vencer al personaje de Graham Chapman entre empujones y retorcimientos. Cuando alguien te grite "imbécil, si ya no tienes brazos", recuerda que es solo un arañazo.
3 Está mal imponer roles de género
Una madre acaba de tener a su hijo en pleno comienzo de 'El sentido de la vida', entre maquinarias enormes de hospital y médicos más preocupados por su funcionamiento que por la llegada de una nueva vida. "¿Es un niño a una niña?", pregunta la mujer. "Es un poco pronto para empezar a imponer roles, ¿no?" contesta Graham Chapman enfundado en una bata de médico, demostrándonos, de una manera exagerada y absurda, que los Monty Python en los 80 estaban más avanzados que muchos sectores de la sociedad actual.
4 Te juzgarán cuando quieras ser un leñador con tacones, pero no importa
"Soy un leñador y estoy bien", canturrea Michael Palin sobre su trabajo soñado en uno de los sketches más famosos del 'Flying Circus'. Finalmente, la inocente canción deriva en una confesión de sus filias más ocultas, como rondar por bares en tacones y sujetador. Esto provoca los lloros de la chica rubia despechada y abucheos por parte de sus compañeros cantores hacia el sorprendido Michael Palin, quien, al final de todo, nos ha demostrado la importacia de perseguir nuestros sueños.
5 Subestimar algo por su apariencia puede causarte la muerte
Juzgar un libro por su portada es una de las peores cosas que se pueden hacer. Sobre todo ahora, en un mundo en el que las niñas de 12 años aparentan 36 y los hombres de 36 se comportan como adolescentes. Los caballeros de la mesa cuadrada nos enseñan los peligros de estos juicios de valor en una escena en la que un inocente conejito blanco se carga a la mitad del ejército que va en busca del Grial. "Hoy cenaremos conejo al ajillo", se habían relamido poco antes. Si fuéramos una sociedad sensata, este sería el fin de las discriminaciones por la apariencia.
6 Si nadie quiere pactar con tu partido, espera a ver si te lanzan una espada
Por muy bien que nos caiga el personaje de Graham Chapman en 'Los caballeros de la mesa cuadrada', hay que reconocer que no consiguió llegar al poder de manera democrática. "Una mujer extraña que vive en una charca y reparte espadas no sirve de base para un sistema democrático", le recrimina un campesino. Sin embargo, parece que sí le sirvió al rey Arturo. Que te lancen una espada mojada igual no es la mejor forma de ser rey, pero al menos ellos tienen gobierno.
7 Que salga todo mal no siempre es culpa tuya
Bien lo sabe el personaje de Eric Idle que protagonizaba el sketch de 'Prawn salad'. Sin tocar absolutamente nada, la habitación se desmorona ante sus ojos, se derrumban las estanterías, se rompe la lámpara, se cae el espejo e incluso asesina a la asistenta con una inocencia increíblemente clara. La moraleja es bastante obvia: si tu vida se está desmoronando, no tiene por qué ser tu culpa. No siempre.
8 Se puede morir de un ataque de risa
Que se puede morir por culpa de un chiste y que ese chiste puede ser usado como un arma de destrucción masiva también lo sabemos gracias a los Monty Python. No parece que haya riesgo para los espectadores de 'El club de la comedia' ni para los usuarios de Twitter, pero es una información valiosa que no deberíamos tomarnos a la ligera.
9 Que no sepas hablar en público no significa que no seas poderoso
"Pueblo de Jegusalén, Goma es vuestga amiga", "es costumbge soltag a un geo de las mazmoggas" y otros hits del desastroso discurso del César junto a su colega Pijus Magnificus son la prueba de que se puede triunfar en la vida y no saber hablar en público. Su porte ceremonioso y su poder derivado del imperio romano no se ven mermados por ese acento propio del vecino francés de los anuncios de las cremas de queso Président. Aprendamos a ser como el César de 'La vida de Brian'.
10 Mira siempre el lado positivo de la vida aunque te crucifiquen por error y vayas a morir
La canción más escuchada en los funerales británicos anima a ser alegre y ver el lado bueno de las cosas, a pesar de estar, por ejemplo, colgado de una enorme cruz de madera en taparrabos a la espera de una muerte inminente. Escuchar solo una vez este tema compuesto por Eric Idle y protagonista de la escena final de 'La vida de Brian' es más efectivo que comprar 500 tazas de Mr. Wonderful. Y, hablando claro, mucho más agradable.