La profesora zamorana Laura Luelmo, asesinada en diciembre de 2018 por Bernando Montoya en El Campillo (Huelva), presentaba "más de 40 lesiones" en todo el cuerpo, la mayoría de ellas en la cabeza, que acabaron con su vida. Así lo apunta el informe preliminar de la autopsia al que ha tenido acceso Huelva Información.
Fue un contundente golpe en la cabeza lo que acabó con la vida de la joven de 26 años. Los daños que presentaba Luelmo, apunta el informe, "son compatibles en su producción con haber sido golpeada con un objeto de caracteres inciso-contusos, con transmisión de suficiente fuerza viva como para producir el hundimiento craneal". Los forenses concluyen que esta lesiones serían "compatibles en su génesis con haber sido golpeada con una piedra".
El propio Bernardo Montoya reconoció en su declaración que había dejado a la víctima malherida en el paraje de La Mimbrera, pero que al darse cuenta de que se había olvidado una manta, regresó a la zona y al ver que la joven "estaba viva y sufriendo", cogió una piedra y se la tiró en la cabeza. Así, se confirmaría este hecho.
Otra de las heridas más llamativas es la fractura de la mandíbula. A juicio de los expertos esta pudo deberse a un golpe "con un palo o una barra metálica". En este sentido, Montoya hace alusión a este ataque solo en la última de sus versiones, en la que inculpa a su expareja sentimental, Josefa Carmina G.C. Según ha relatado, encontró a ambas mujeres "discutiendo acaloradamente", momento en el que presuntamente Josefa "le propina un golpe en la cara con un palo de escoba, provocando la caída de Laura al suelo y un abundante sangrado en su cara".
Violencia sexual
Laura Luelmo tambien sufrió "violencia de cariz sexual", según señalan los forenses. El cuerpo de la joven apareció desnudo de cintura para abajoy "con manipulaciones tanto en genitales externos como internos". Sufría heridas en el tercio superior del muslo, en la vulva y en la pared vaginal. Sin embargo, no se han encontrados restos de semen en su cuerpo.
La profesora también presentaba hematomas en las muñecas, ya que fue encontrada con las manos atadas a la espalda "por un cordón de zapatilla y/o bota". No había signos de defensa en las uñas de Luelmo pero sí padecía hematomas en los tobillos, lo que lleva a pensar, según señalan los especialistas, que la joven fue "asida por los pies y arrastrada".
El informe dicta que la principal agresión contra Laura Luelmo se produjo en el número 1 de la calle Córdoba, el domicilio de Bernardo Montoya. En el dormitorio se ha constatado la presencia de sangre de la víctima en la pared, en la tierra y en los azulejos del suelo. También hay restos genéticos de joven en el baño. Aunque Montoya intentó limpiar la casa con lejía, no consiguió borrar su rastro.