Conocido como el pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ángel Ortiz Martínez se convirtió en el español más buscado cuando el 10 de abril de 2014 la policía ordenó localizar su paradero en el marco de la Operación Candy, que se extendió durante seis meses hasta finalmente lograr su detención.
Por este caso, ha permanecido casi una década encerrado en la cárcel de Herrera de la Mancha, conocida por el elevado número de presos vinculados en casos mediáticos en nuestro país.
Recientemente, Ángel Ortiz ha cambiado de prisión y actualmente se encuentra cumpliendo pena en la cárcel de Jaén. Precisamente ha ocurrido después de que los herederos de su madre hayan vendido su casa en la calle Santa Virgilia, en el distrito de Hortaleza, donde perpetraba sus violaciones tras secuestras a niñas del entorno de Ciudad Lineal.
La mayor parte de su pena se ha cumplido por el momento en Herrera de la Mancha (Ciudad Real). Allí ha pasado varios años en el módulo de aislamiento, en primer grado, donde también han permanecido otros reos como Tony King (asesino de Sonia Carabantes y Rocío Wanninkhof), Miguel Carcaño (Marta del Castillo) o José Bretón (asesino de los niños de Córdoba).
Habitualmente, suelen permanecer en aislamiento, aunque se han acometido obras en la cárcel de Herrera de la Mancha y han pasado a un módulo de respeto, con un centenar de presos, explica el diario ABC.
La convivencia de Ortiz con los funcionarios de prisión es tranquila y no existen problemas en este sentido. No ha recibido prácticamente visitar en diez años, solo una media de tres anuales, habitualmente su madre, ya fallecida.
En un primer momento experimentó dificultades para adaptarse a la cárcel en la que se encontraba, sobre todo, por el miedo que experimentaba a la reacción de los presos, habitualmente conocida por su tipología de crimen.
Cuando fue trasladado al módulo de respeto, le aplicaron el artículo 100.2 del reglamento y, aunque seguía en primer grado, tenía cierta libertad de movimientos en la cárcel más parecida al segundo grado.
Habitualmente acude al gimnasio, donde ha compartido horas con Tony King, Sergio Morate o Miguel Carcaño. Además, también pasa mucho tiempo en la biblioteca, donde tiene acceso a ordenadores sin internet, y lee mucho. En todo caso, no ha estudiado ninguna carrera universitaria durante todo este tiempo, a pesar de que, en su día, no tenía una profesión fija, solo trabajos en a compra-venta de coches.
En una de las ocasiones, se detectaron objetos prohibidos a varios internos y, durante un cacheo, encontraron a Ángel Ortiz un 'pendrive' con material audiovisual, que al parecer consumía en un puerto USB del televisor y que habría recibido del exterior, por lo que la prisión condenó su entrada y cambio de módulo.
Ángel Ortiz sigue cuidándose mucho y también presta gran atención a su vestimenta o forma de estar. Se le ha concedido el traslado a Jaén, un centro más tranquilo, donde se encuentra en un módulo de segundo grado.
Habitualmente se levanta a las 07:45 horas para el primer recuento, a las 08:30 horas se abren las puertas y después pasa la mayoría del tiempo entre el gimnasio y visitas a la biblioteca. Después, come con el resto de internos y sube nuevamente a la celda a las dos para, después, pasar más tiempo libre, incluyendo el patio, hasta la cena. A las ocho o nueve de la noche se encierra de nuevo.
Varias víctimas
El caso estalló tras la desaparición de una niña en 2014, con la que se había cruzado en el parque de San Juan Bautista mientras se dirigía a comprar golosinas. Cuando su madre vio que no regresaba, a las 20:40 horas, comenzó una búsqueda incesante que terminó durante la madrugada, cuando fue localizada en el Metro de Canillejas sola, después de haber sido secuestrada y agredida por el condenado.
Varios días después se repitió la escena, con una niña de tan solo 5 años, a quien encontró mientras jugaba en la tienda de sus padres, en la calle Luis Ruiz, en las inmediaciones de la zona de Ascao.
Más tarde se comprobó que ambos casos compartían autoría y que, además, en septiembre de 2013 también se había secuestrado a otra niña en la zona de San Blas, también próxima a Ciudad Lineal.
Fue entonces cuando estalló la investigación, liderada por la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Madrid. Se extremó la vigilancia en parques de Ciudad Lineal, San Blas y Hortaleza y controlaron miles de coches, especialmente Toyota gris, como había identificado una víctima. Además, se investigaron los gimnasios y cotejaron todas las posibilidades.
Finalmente, el 24 de setiembre fue detenido en Santander, donde había huido ante el cerco policial para refugiarse en el domicilio de su madre. Entonces se le atribuían cinco agresiones sexuales a niñas entre 5 y 11 años y tres tentativas. Fue condenado a cumplir 70 años de prisión, aunque el máximo que puede cumplir son 20, por lo que se espera que abandone el centro en septiembre de 2034, cuando tenga 62 años.