Los países de la parte occidental de África, como Sierra Leona y sus países vecinos, están sufriendo las enormes consecuencias del nacimiento de una nueva sustancia politóxica: el kush, hecho a base una mezcla entre drogas como el cannabis, el fentanilo, el tramadol y el formaldehído, además de, según lo que aseguran algunas personas, huesos humanos pulverizados extraídos de las tumbas de los cementerios.
Sin embargo, el profesor de ciencia forense Michael Cole, de la Universidad Anglia Ruskin, apunta que "no existen pruebas fehacientes que lo demuestren". Lo cierto es que esto no es lo importante ya que, con o sin huesos, el kush está destrozando la vida de una infinidad de ciudadanos africanos.
¿Cómo actúa esta droga tan peligrosa?
En palabras del propio Cole, esta droga es "responsable de la muerte de docenas de consumidores cada semana y de la hospitalización de otros miles", sobre todo en varones entre 18 y 25 años . Su capacidad destructiva tiene su origen en el efecto adormecedor que consigue, provocando en quienes la toman una serie de torpezas constantes, aperturas de cabeza contra superficies sólidas, incluso llegan a ser atropellados en la carretera a ciegas. En definitiva, los zombifica y los evade de su propia persona.
Muchos aseguran que el éxito de esta sustancia reside también en que no es especialmente cara, lo que hace que los más adictos la consuman más de lo que harían con otro tipo de droga. De hecho, según este investigador, "cada porro de kush cuesta cerca de 20 céntimos de euro y pueden fumarlo entre dos o tres personas, llegando a consumir hasta 40 porros al día".
Estos son los aceites que contienen sustancias muy parecidas a las de la droga Kush. Estos aceites son utilizados en cigarrillos electrónicos y fueron decomisados de tres establecimientos. @TelemundoHou pic.twitter.com/MjtxozC6sS
— José Santos (@josesantosnews) May 9, 2018
Todo esto se sucede en un país en el que el ingreso anual per cápita es de unos 600 euros. Aunque sea una opción de droga relativamente económica, sigue saliéndose de lo que muchas personas adictas se pueden permitir, por lo que entran en juego alternativas como la prostitución, el tráfico de otras sustancias o el robo.
Lamentablemente, el kush no representa un caso único. El nyaope, una mezcla de tabaco, cannabis, heroína y medicamentos antirretrovirales para tratar el VIH, ha estado causando estragos durante mucho tiempo en las áreas más marginadas de Sudáfrica. Además, en esta región sur del continente, la white pipe, una combinación de metacualona, cannabis y tabaco, se propaga y destruye.
Todas comparten un denominador común: ofrecen una vía de escape temporal de una realidad marcada por la pobreza y, en muchos casos, especialmente en la zona oeste de África, por el trauma de haber sido niños soldados. Desafortunadamente, son casi siempre los más desfavorecidos quienes terminan siendo afectados por estas sustancias.