Kosovo lleva varios años tratando de moverse para participar en el Festival de Eurovisión. La RTK, televisión pública del país, iniciaría el año pasado su propio festival musical, el 'Festivali i Kenges', el que transcurriría siendo todo un éxito y hasta contaría con un mensaje de un alto cargo de la UER felicitando por el desempeño del evento celebrado en Pristina. Sin embargo, la entrada en Eurovisión no es solo un asunto de buen hacer musical, sino que necesita superar grandes escollos geopolíticos.
En la actualidad, Kosovo es reconocido por más de un centenar de países en Naciones Unidas, y hay federaciones que le reconocen como país, como el caso de la FIFA para el fútbol, el propio Comité Olímpico Internacional, Miss Universo o la Academia de los Oscar. Sin embargo, en Eurovisión tiene el gran problema de que necesita una gran mayoría de de 'síes' para entrar en la UER que no encontrará por una serie de vetos entre los que se encuentra el de la propia España, que no reconoce la región.
Hay muchos países que no reconocen a Kosovo por no sentar precedentes de reconocer un país nacido en una declaración unilateral de independencia. España por la situación en Euskadi y Catalunya, no reconocerá a Kosovo, y de igual forma Grecia hará lo propio por su conflicto con Turquía en Chipre, Rumanía por conflictos con Rusia por Transnistria, Eslovaquia y sobre todo Serbia, la que de facto reconoce Kosovo como un territorio de su nación. Ante esto, la única vía para estar en Eurovisión es la de la invitación, un cauce que ahora la RTK kosovar pide formalmente.
'La vía australiana', única opción para Kosovo
2024 está siendo un año dulce para Kosovo en el territorio internacional. En el mes de abril el Consejo de Europa se abría a una posible entrada de pleno derecho de Kosovo, sumándose a los 46 países europeos y del Cáucaso que lo forman. Con los votos en contra de los representantes españoles de PSOE, PP y VOX, y la clara oposición de Serbia, con un total de 131 votos a favor y 29 en contra la Asamblea del Consejo de Europa dio el visto bueno a la entrada de Kosovo, la que ahora quedaba en manos del Comité de Ministros del organismo.
Ante esto, la ola europeísta del gobierno kosovar, encabezado por su presidenta Vjosa Osmani ha sido total, focalizando mucho en Eurovisión, quizá el mayor espejo y altavoz europeo que existe a nivel cultural. Sin embargo, si bien estar en el Consejo de Europa para ser miembro UER es un buen paso, lo más complicado para Kosovo reside en ser miembro de la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones), un organismo dependiente de Naciones Unidas. Kosovo no forma parte de la ONU por los vetos permanentes de Rusia y China, un hecho que le aparta de la ITU, y por ello también de la UER y de Eurovisión.
Con toda esta situación, el pasado 12 de junio la RTK en nombre de su presidente Shkumbin Ahmetxhekaj emitía una carta al discutido Supervisor Ejecutivo de UER Martin Osterdahl, donde formalmente pedía el ingreso de Kosovo en Eurovisión 2025 por la vía de la invitación, algo que solo se ha dado en años recientes con Australia desde 2015, estos siendo miembros asociados de UER, no permanentes pero sí presentes en determinadas circunstancias. Kosovo desde 2013 apenas es observador de UER, algo que hace que a menos que el Grupo de Referencia del festival considere invitarlos, es imposible su presencia en el festival.
Ante esto, la RTK queda a la espera de una respuesta que pese al bajo número de países en liza que se presuponen para Eurovisión 2025 tiene pinta de que será negativa. La geopolítica va en muchas ocasiones por encima del festival, y en esta ocasión, la oposición de miembros importantes como España, Serbia o Grecia puede dificultar la entrada de un país que desde luego en el aspecto cultural y musical andan dando su máximo para formar parte del Eurofestival.
