El Juzgado de Primera Instanca e Instrucción número 2 de Cazorla ha archivado el caso del trabajador migrante que ejercía como temporero en una explotación sin el contrato de trabjo ni documentación en regla.
El temporero falleció con 31 años mientras realizaba su trabajo. El patrón recogió su cadáver y, sin contactar con ningún servicio de emergencia, le abandonó en el centro de salud de Pozo Alcón (Jaén), en diciembre de 2019, según recoge InfoLibre y EuropaPress.
La jueza no aprecia que la muerte de un trabajador sin contrato en plena faena, para después trasladar el cadáver hasta abandonarlo en el centro de salud, sea constitutivo "de un delito contra los derechos de los trabajadores" poque "no existen indicios sólidos y suficientes".
El archivo llega después de ocho meses en los que el informe de la Inspección de Trabajo ha concluido que no había habido incumplimientos vinculados con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
La jueza indica también que tanto la Inspección de Trabajo como la Seguridad ocial han apreciado incumplimientos en materia de derechos y libertades de los extranjeros en España, así como su integración social por dar ocupación al fallecido sin haber recibido la autorización de trabajo.
"Meras infracciones administrativas"
La jueza reduce el caso, por tanto, a "meras infracciones administrativas" y apela al Derecho Penal Laboral que "sanciona fundamentalmente situaciones de explotación" y este caso "no reviste la suficiente relevancia penal para justificar la continuación de las presentes diligencias previas por los trámites del procedimiento abreviado".
El empresario, de 34 años, fue detenido por la Guardia Civil, tras abandonar el cadáver de un empleado marroquí en al centro de salud del municipio. Este trabajador se había desplomado inconsciente mientras colocaba un mantón.
Fue entonces cuando, en vez de llamar a emergencias, decidió coger un vehículo y trasladar al empleado junto a otro trabajador. Allí le dejó inconsciente en una camilla y abandonó el lugar tras indicar que necesitaba asistencia. Era tarde: había entrado muerto. El otro hombre que le acompañaba, un compañero también migrante, fue vital para denunciar las condiciones en las que se encontraban y localizar a su patrón.
Con su auto, que no es firme y puede ser recurrido, la jueza cierra la puerta a la vía penal, por lo que este empresario sólo se enfrentaría a las sanciones administrativas que se le impongan desde la Inspección de Trabajo y la Seguridad Social.