El pasado lunes 23 de octubre se inició el proceso judicial contra un hombre de 56 años, acusado de abusar sexualmente de su hija a lo largo de 20 años durante los que tuvo ocho hijos con ella en Río Hondo, Argentina.
El acusado fue identificado como "Vernacho" y fue detenido a comienzos de 2016, cuando la víctima tuvo que acudir al hospital porque uno de sus hijos se había puesto enfermo y tuvo que ser ingresado. Al preguntarle por el padre de la criatura, la mujer decidió hablar y denunciar a su agresor, su padre biológico.
Hace veinte años el hombre, cuyo nombre real es Domingo Bulacio, perdió a su mujer, con la que tenía tres hijos. Dos de ellos fueron a vivir con familiares lejanos y él se quedó con la niña de 11 años. Como se ha sabido recientemente, la chica fue obligada a ocupar el puesto de su madre.
El abusador la convirtió en su esclava sexual y en su criada, llegando a tener con ella ocho hijos. Los médicos, al conocer su historia, la animaron a denunciarle para poder salir de su cautiverio.
La vida de la familia
Todos vivían en una casa de una sola habitación, donde el patriarca sometía a su hija delante de los pequeños, aunque ella les había enseñado que no debían mirar. Los vecinos han reconocido que el hombre era muy raro y que eran una familia muy hermética.
El secreto, que el hombre fue capaz de mantener durante dos décadas, salió a la luz gracias a una enfermedad del hijo menor, de 5 años, que al ser tratado en el hospital, tuvo que ser ingresado durante semanas, tiempo en el que la verdad se descubrió.
Cuando la policía se dirigió al domicilio familiar para detener al acusado, él no se encontraba ahí y se tuvo que organizar una partida de búsqueda. Pudo huir durante mes y medio, hasta que lo encontraron en una casa familiar en una zona rural a 30Km de la ciudad de Loreto.
El cargo más grave por el que se le acusa es el de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante agravado por el vínculo familiar. Los niños han sido sometidos a una interrogación, adememás de contar con la declaración de la mujer para poder condenarle, confirmando su versión de los hechos con pruebas de ADN.