El juicio que se está llevando a cabo estos días en Pamplona por la presunta violación grupal que sufrió una joven de mano de cinco amigos apodados como 'La Manada' en los Sanfermines de 2016, ha puesto en evidencia el cuestionamiento al que son sometidas las víctimas de agresión sexual cuando denuncian. El daño que sufren no se limita únicamente al momento de la agresión, el proceso posterior las convierte en víctimas de nuevo. Según ha declarado Bárbara Tardón en el El Diario.
El proceso judicial y el discurso social reproducen los parámetros patriarcales presentes en nuestra cultura. Esto hace que, en vez de minimizar los efectos de lo que ha vivido la denunciante, el sistema los potencia y produce una revictimización constante de las mujeres que acuden a la justicia
Tardón, doctora en estudios interdisciplinares de género, explica que no existe actualmente una formación suficiente ni los medios necesarios para que el propio sistema no haga sufrir más a la víctima, a la que normalmente genera más daños que los padecidos a causa de la agresión.
No se trata de un caso aislado
Según la estadística del Ministerio del Interior, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado reconocieron 10.844 delitos contra la libertad sexual en 2016. Dentro de estos, unos 1.000 casos están relacionados con la pornografía inantil y corrupción de menores, 1.250 son agresiones sexuales con penetración y 8.606 son calificados como "otros". De todos estos casos, 8.381 fueron resueltos y en 6.363 se realizaron investigaciones o detenciones.
El caso que se está viviendo actualmente es uno de estos últimos, en el que la historia relatada por la víctima está siendo cuestionada desde todos los puntos posibles. Un claro ejemplo de esto es el infrome por parte de un detective privado que ha aceptado como prueba el tribunal que juzga a 'La Manada'. Se trata de un seguimiento por parte de un detective privado contratado por un miembro del grupo que enseña la vida privada de la chica después de la agresión. La defensa quiere mostrar con esto que la chica ha llevado una "vida normal" tras los hechos.
Según expertas en la materia, este informe, a pesar de haber sido aceptado, no puede servir para negar que la denunciante esté o no diciendo la verdad respecto a lo sufrido. Las víctimas no tienen una única forma de comportarse después de una agresión, cada una lo supera como puede, ya sea haciendo vida normal, con terapia, con más o menos tiempo o de cualquier otra forma.
El cuestionamiento del relato de la víctima
Sobre esto, Paula Arce, jurista y doctora de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha criticado el papel de los medios a la hora de hablar sobre la víctima. Muchos de ellos han criticado a la chica o han intentado quitarle credibilidad por haber sido capaz de seguir con su vida anterior a la agresión. Esto, según explica, está relacionado con los estereotipos que tenemos sobre las secuelas, otorgándole credibilidad únicamente a quien sufre consecuencias visibles de la agresión o es incapaz de hacer "vida normal".
No se teine en cuenta que cada una puede reaccionar de forma distinta y esto hace que muchas víctimas no denuncien a causa de la llamada "duda patriarcal", que hace que las denunciantes se cuestionen todo lo que podrían echarles en cara respecto a lo ocurrido antes de la agresión. La búsqueda de culpabilzación de la mujer suele estar siempre presente en casos como el de 'La Manada', buscando restar responsabilidad al agresor.
Este cuestionamiento, como hemos mencionado antes, se da sobretodo en las redes sociales y en los medios de comunicación, donde la gente se siente con libertad de opinar sobre la vida que está llevando ella posteriormente o cuando se abren debates en que los presentadores/terulianos dan su opinion sobre si creen que ha habido o no violación.
Las pocas facilidades con las que cuenta la víctima
Hay preguntas, que entran dentro del derecho a la defensa de los acusados por agresión sexual, que reflejan cómo son vistas las víctimas a ojos de la justicia. Un claro ejemplo es preguntarle a la denunciante si dejó claro que no quería mantener sexo. Esto pone en evidencia cómo entendemos el consentimiento, en vez de lo que deberíamos tener claro: "Si no es sí, es no" muchas personas tienen en mente "Si no es no, es sí". El consntimiento debe darse voluntariamente y si hay elementos que no permiten darlo, que coaccionan la libertad, lo que pase posteriormente no es consentido.
Además, que se tenga en cuenta la coherencia del relato de la víctima como un hecho determinante, según Tardón, tampoco es correcto, ya que el daño psicológico que provoca el delito puede hacer que haya partes de lo ocurrido que no se recuerden con claridad, se tengan lagunas o no puedan seguir una historia lineal. Esto es algo que el juez o la jueza deben tener en cuenta a la hora de indagar en el tema.
Está claro que queda mucho por avanzar en cuanto a la culpabilización de las víctimas de agresiones sexuales y el hecho de que se sigan produciendo estas agresiones en sí. El juicio contra 'La Manada' será fundamental para enviar un mensaje a la sociedad que ayude a cambiar la situación.