8 años de cárcel y una multa de 1.800 euros. Esa es la petición de la Fiscalía contra un preso de l cárcel de Córdoba que se introdujo en el ano 26 pastillas de Tranquimazín, tres gramos de cocaína, dos de heroína y 21,49 gramos de cannabis.
Los investigadores consideran que el acusado tuvo la intención de traficar con drogas dentro del centro penitenciario, y que almacenó toda la cantidad en el interior de su organismo para evitar los controles de la Policía.
La droga pudo llegar a manos del prisionero a través de una persona externa al centro con la que entró en contacto a través de la ronda de comunicaciones familiares. Algo falló en los protocolos, por lo que el hombre pudo hacerse sin dificultades con el cargamento.
El hombre fue dirigido inmediatamente a la enfermería del centro, que le derivó al hospital para retirar con sumo cuidado el cargamento. No hay que olvidar que el cóctel que el hombre había ingresado en el interior de su recto podría haber acabado con su vida de inmediato a cuenta de una sobredosis.
Tratamiento
Los casos de este tipo pueden solucionarse por vías naturales. Solo las situaciones en las que las cantidades de droga son especialmente altas o en las que el detenido no consigue eliminar el cargamento, se requiere cirugía.
No hay que olvidar que la capacidad de absorción de los intestinos o el estómago es mucho más alta que las vías tradicionales de consumo. Si esto se une a las grandes cantidades, la defunción es prácticamente inmediata.
Ahora, el hombre podrá enfrentar un alargamiento de condena de hasta ocho años, pero no hay que olvidar que también ha llegado a poner en juego su vida. Así trabajan las mafias con los eslabones más bajos de sus cadenas.