Una funcionaria de la Xunta de Galicia ha conseguido que el juzgado de lo contencioso-administrativo número 1 de Ourense le dé la razón, reconociendo que el síndrome de sensibilidad química múltiple que dice padecer como un accidente laboral.
Jesús Fernández Mouco, su abogado, ha explicado que cuando se reúne con ella "no puedo llevar colonia, quedamos en lugares donde no haya ambientadores y aunque sean las cinco de la tarde, nota que me he afeitado a las ocho de la mañana". Además, ha señalado que su clienta necesita que se den unas condiciones específicas porque, si no, "le entra urticaria, mocos, tos, se puede poner muy mala en apenas quince o veinte minutos".
La justicia española le ha dado la razón, señalando que la sensibilidad química múltiple es en esta ocasión un accidente laboral. Lo llamativo de este caso es que esta enfermedad no está reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud en su Clasificación Internacional de Enfermedades. Pese a todo, el fallo considera "probado en el juicio que la salud de la demandante se ha ido deteriorando de manera progresiva", y que este síndrome se inició "en su lugar de trabajo al contacto con productos químicos del ambiente, que para otras personas pueden ser inocuos o en todo caso corrosivos y que le produjeron una plurisintomatología".
Una sentencia que se sale de lo común
El juez llegó a estas conclusiones tras investigar las oficinas en cuestión que, al parecer, carecían completamente de ventilación natural. Además, se usaban productos de limpieza con amoniaco y lejía que, pese a ser aptos, pueden generar "molestias a las personas más sensibles". Se ha alegado también que otra trabajadora del mismo edificio padecía "los mismos síntomas", llegando al extremo de tener que adaptar su puesto de trabajo "con purificador de aire y con control independiente del sistema de aire acondicionado y calefacción".
Se contó también con la opinión de Julián Márquez Sánchez, un neurólogo que trabaja actualmente en una clínica privada barcelonesa. "El juez me dejó dar una conferencia magistral, estuve casi una hora hablando del tema", explicó. "Nosotros realizamos diagnósticos clínicos, son síntomas que no se pueden simular, detectamos trastornos musculoesqueléticos, cutáneos, respiratorios, neurológicos...", señaló, haciendo hincapié en que esta enfermedad es real pese a que aún la OMS no la haya introducido en su clasificación.
A día de hoy, no se ha podido probar que haya una enfermedad que provenga de un rechazo global a cualquier elemento químico. Esto no quiere decir que las personas que señalen padecer esta enfermedad estén fingiendo, sino que hay que continuar investigando para comprender los mecanismos de la misma y, de esa forma, hallar una solución.