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Un juez obliga a una mujer con depresión y dos cánceres de mama a trabajar como vigilante

El magistrado reconoce que la mujer se encuentra incapacitada, pero la obliga a reincorporarse en su trabajo inmediatamente.

Soledad C.T., una mujer que ha sufrido sendos cánceres de mama en ambos pechos, que cuenta con un 'linfedema bilateral' que ha dejado afectado a todos los dedos de sus manos y le ha provocado secuelas en su brazo izquierdo; y que cuenta con un trastorno depresivo, ha visto cómo la Justicia se pone en su contra.

La mujer solicitó al Instituto Nacional de la Seguridad Social que le concediera la incapacidad para desempeñar, al menos, su función habitual, la de trabajar como vigilante de seguridad. Una labor para la que se exigen unas condiciones óptimas.

Sin embargo, las autoridades consideran que la mujer "no presenta reducciones anatómicas o funcionales que disminuyan o anulen su capacidad laboral". A pesar de ello, el informe señala que la mujer padece "un cuadro clínico residual consistente en trastorno adaptativo con sintomatología ansioso depresiva, carcicoma intraductal de mama derecha e infiltrante en mama izquierda".

La mujer, fruto de las consecuencias psicológicas que han provocado sus dolencias, ha desarrollado problemas para comunicarse e interactuar con el resto de las personas. Acude al psiquiatra periódicamente. Sufre secuelas físicas. Para la Justicia, sin embargo, nada de ello fue suficiente.

La mujer recurrió y, finalmente, vio como su petición fue rechazada, lo que ha tenido una primera consecuencia: debe de reincorporarse a su puesto de trabajo esta misma semana del 23 de octubre.

A pesar de esta decisión, el titular del Juzgado, Antonio S.G., reconoce implícitamente que la mujer no se encuentra en condiciones de desarrollar una labor de estas características: "Se halla limitada para actividades de esfuerzo y sobrecargas mecánicas".

Una situación que no parece idónea para que la mujer desarrolle un trabajo como vigilante de seguridad. Y no es una valoración personal del que escribe estas líneas: lo reconoce incluso el propio magistrado en la sentencia, en la que destaca el "riesgo de traumatismos incisos" o la amenaza que para la mujer representa "la proximidad a una fuente de calor".

Sin embargo, las autoridades consideran que la mujer puede evitar los riesgos si su entorno laboral se adapta a sus necesidades, algo que parece difícil en un cargo de vigilante de seguridad.

Sus propios compañeros de trabajo ya han mostrado su solidaridad con la mujer y han expresado que consideran una "barbaridad" que la obliguen a ejercer estas labores dadas las condiciones en las que actualmente se encuentra.

La mujer trabaja en un juzgado en el que frecuentemente se registran situaciones de riesgo e incluso violentas. El magistrado ha reconocido que no está capacitada para portar ningún tipo de armas ni, recordemos, grandes esfuerzos.

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