Luken nació en el pequeño municipio de Asteasu, situado en Gipuzkoa, hace cinco años. Sus padres le pusieron su nombre atendiendo a sus genitales, pero el pasado diciembre de 2015, cuando todavía tenía cuatro años, un juez autorizó su cambio de nombre para pasar a ser Lucía de forma oficial, convirtiéndose en la persona más joven en conseguir este cambio.
Se trata de un caso de transexualidad infantil, ya que Lucía sentía que pertenecía al género femenino desde que comenzó a tener uso de razón. Por supuesto, en su entorno se permitió que esto sucediera, ya que durante prácticamente toda su vida todos sus familiares y conocidos la han tratado como una niña y la disforia de género es un hecho que ocurre desde edades tempranas. Su cuerpo es de chico, pero su mente siempre ha sido el de una chica.
Por eso mismo, el juzgado de Tolosa ha autorizado su cambio de nombre con tan solo cuatro años, comunicando que se trata de un "motivo justificado" por el cual no hay ningún problema en que se proceda al cambio. El juez encargado de tomar la decisión final, además, ha afirmado que permite este cambio de nombre para la pequeña Lucía porque hay que tratar de "adecuar la realidad social de la niña a su realidad registral". Junto a esto se ha realizado el informe médico que certifica la disforia de género de la menor y se ha tomado testimonio a profesores y hasta a la alcaldesa de Asteasu.
"Mamá, ¿aunque tenga pene puedo ser una niña?"
Con tres años, Lucía sorprendió a su madre, Abigail, preguntándole si podía ser niña aunque tuviese pene. "Sí, existen niñas con vulva y niñas con pene", le respondió, y la cara de felicidad que puso la pequeña no podrá olvidarla jamás. Abigail cuenta cómo su hija se defiende con toda naturalidad de las burlas del colegio y cómo sus hermanos la aceptaron sin problema, hasta el punto de ayudarle a elegir su nuevo nombre.
No obstante, se le hace duro que el DNI ahora tenga el nombre de Lucía pero aparezca una 'M' en el apartado de género, un cambio por el que luchará, a pesar de que legalmente tenga que esperar hasta ser mayor de edad.
No es el primer caso de menores transexuales
Aunque es extraño que este cambio de nombres se realice con menores transexuales, no es la primera vez que ocurre en el País Vasco, convirtiéndose en el segundo caso después de otro aprobado en el año 2013 por el Juzgado de Vitoria. Aún así, no suelen producirse demasiados impedimentos cuando se ejerce la petición del cambio de nombre por parte de transexuales, para que de esta forma se oficialice su nombre en el género sentido.
En Reino Unido, Kerry McFadyen contó recientemente el escalofriante caso de su hija Danni, a quien descubrió con tres años intentando cortarse el pene con unas tijeras. A raíz de ese episodio la pequeña se empezó a vestir como una niña aunque, a menudo, triste, le hacía a su madre preguntas como "¿por qué no soy como tú?" y "¿por qué soy como mis hermanos y no como mi hermana?". Por ello, Kerry promovió en su colegio y en su entorno que empezaran a llamarla Danni y no Daniel y la respetasen como la niña que es.
Se exige una legislación estándar
El único problema que continúa encontrando la asociación de familias de menores transexuales Chrysallis Euskal Herria en este tipo de hechos es que, aunque no suele haber demasiadas complicaciones en las peticiones, falta un criterio general para poder aceptarlas. Ahora mismo, todo el poder de la decisión recae prácticamente en la figura del juez, que es el que debe dar el visto bueno o no al cambio de nombre. Así lo han expresado desde la organización: "Hay unos 30 autos favorables al cambio de nombre para menores en situación de transexualidad, pero no existe un criterio común y la decisión queda en manos de cada juez".
Lo que se pide en la actualidad es que exista una legislación registral que permita a los menores transexuales realizar con libertad estas peticiones, al igual que ha ocurrido con Lucía, para garantizar el respeto a sus derechos fundamentales. Por el momento no hay ninguna intención oficial más allá de las peticiones de la asociación, pero al menos somos testigos del papel de los jueces en este tipo de casos, garantizando en todos ellos que el menor pueda contar con el nombre que se adapta al sexo al que realmente siente que pertenece.