Las vida de lujo que mantiene la Familia Real y sus miembros más cercanos es ampliamente conocida. El gran chalé del Rey Felipe VI o los bolsos al módico precio de 5.000 euros que viste la hija de la infanta Elena, han generado una fuerte ola de indignación.
Pero, si hay algún miembro que se podría llevar la 'palma', esa es, sin duda, la Reina Letizia. Sus grandes gastos en ropa o los 70.000 euros que invertió en dos escopetas de caza no podían ser una simple anécdota.
El último lujo de la monarca es un regalo del Rey Felipe VI y, seguramente, no podrá desprenderse de él. Estamos hablando de una lujosa tiara Ansorena valorada en 50.000 euros y que decidió ofrecerle para celebrar el quinto aniversario de boda, tal y como relata La Otra Crónica de El Mundo.
Pero hay más. Aunque no conocemos con exactitud el precio del resto de piezas, sí que hay constancia de la gran lista de herencias que componen el joyero de Letizia y que muestra la gran debilidad de los borbones por la joyería de alta gama. Unas joyas que podrían alcanzar valores estratosféricos en el mercado.
Uno de esos elementos es un collar de 30 chatones que el Rey Alfonso XIII compró en Ansorena por 145.000 pesetas de la época. La Reina Emérita sí lo ha lucido en alguna ocasión, pero Letizia lo guarda a buen recaudo a la espera de un evento de categoría. También mantiene en el cajón un collar de perlas de cuatro vueltas y el broche de cuatro perlas de Isabel II que María Cristina regaló a Doña María por su boda. Doña Sofía lo llevó en 1971 por la commemoración de los 2.500 años del Imperio persa.
Uno de los mayores tesoros lo representa una perla encontrada en Panamá en el siglo XVI y que Felipe II adquirió por 9.000 ducados, luciéndola en toda la dinastía de Austria. Una pieza que, ahora, alcanzaría un valor incalculable en el mercado.
Muchas de las joyas se han vendido en otras ocasiones, aunque finalmente han vuelto al joyero real tras una recompra. El mayor inversor fue Alfonso XIII, que llegó a hastarse 341.000 pesetas en joyas solo en cinco años, cuando los suelos medios se situaban en torno a las 800 mensuales.
Reparto familiar
No hay constancia de que la Familia Real tenga la intención de vender estas piezas, por lo que con toda probabilidad irán pasando por las manos de toda la familia. Es lo que ya ha sucedido con la reina Federica, que lució el pasado 6 de diciembre en el Congreso un rubí cabujón heredado por su madre.
La Reina Emérita, doña Sofía, amasa la mayor parte de las colecciones más preciadas y ya está organizándose para, poco a poco, organizar la herencia que recibirán los diversos miembros de sus familias.
Doña Letizia, por ejemplo, ya ha lucido una fantástica tiara prusiana estilo imperio heredada de su abuela, Victoria Luisa de Prusia, hija del empreador alemán. La tiara floral, además, fue un regalo de Franco y que pudo lucir la Infanta Cristina.
Son algunos de los tesoros que alberga el joyero de la Familia Real y que se han ido transmitiendo de generación en generación. Piezas de coleccionista o casi de museo y muy preciadas en el mercado.