En ocasiones, los políticos trascienden su labor, valga la redundancia, política, hasta convertirse en verdaderos personajes. Algunos lo hacen para mal (hola, querida Ayuso) y otros lo consiguen por motivos más amables, como es el caso de Abel Caballero, el alcalde de Vigo.
El socialista ha conseguido traspasar fronteras gracias a su amor, casi obsesivo, por la Navidad. Tanto es así, que todos los años en estas fiestas tan señaladas, convierte su ciudad en un verdadero espectáculo de luces con el objetivo de competir con la mismísima Nueva York.
Esto le ha hecho ganarse un buen número de detractores entre la oposición y entre aquellos que lo consideran algo hortera, pero a la vez también se ha hecho un hueco en el corazoncito de sus fieles que casi lo han elevado a la categoría de celebridad. Esto a llevado a que un joven vigués haya decidido llevarlo siempre en su piel, por lo que se ha tatuado la cara del regidor en la pierna. En el dibujo se puede apreciar la cara de Caballero rodeado de luces navideñas y con las palabras "Father Xmas" (Padre de la Navidad) escritas debajo.
Un tatuaje que ha causado sensación en las redes sociales. Se trata de una iniciativa llevada a cabo por la tatuadora Pandora Von, que ofreció el tatuaje de forma gratuita en redes sociales y que, según explica ella misma, al cabo de pocos minutos ya tenía un número considerable de candidatos. "Este año con las restricciones era un poco más complicado ir a ver las luces de Vigo así que pensamos que sería una iniciativa guay regalar en Navidad un tatuaje del alcalde de la Navidad", ha explicado Von en Antena 3.
No es el primer político
Teniendo en cuenta que un tatuaje es para toda la vida, sorprende que algunos opten por tatuarse a políticos en la piel. Abel Caballer no ha sido el primero, antes que él llegaron muchos otros. Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, pese a sus abismales diferencias, pueden presumir de ser protagonistas de sendos tatuajes.
El expresidente del Gobierno decora el antebrazo de un joven. Se lo hizo en el festival de música Metrópoli de Gijón aunque lo más curioso es que el conservador aparece sonriente antes de esnifar dos rayas de cocaína. Por su parte, la cara del expresident de la Generalitat cubre el glúteo (sí, el culo) de otro joven que se lo tatuó por perder una apuesta.