Luisa Fernanda Buitrago es una joven colombiana que acudió con 14 años a un vecino para que le tatuara la frase "No me dejes caer jamás". Lo que nunca imaginó es que algo que le costó un poco más de una decena de dólares fuera a salirle tan caro. La joven, que en el momento se encontraba embarazada, contrajo una infección que afectó a su médula espinal, dejándola paralizada de cintura hacia abajo.
Quince días después, la joven fue ingresada en el hospital, donde los análisis reflejaron que tenía una infección bacteriana que le estaba afectando de manera agresiva a la médula espinal y al nervio ciático. La bacteria entró en su organismo por una falta de asepsia en el lugar en el que se realizó el tatuaje y el instrumental que fue empleado.
Un error demasiado caro
El tratamiento para eliminar el agente patógeno consistió en varias cirugías para limpiar su columna y una serie de medicamentos, que terminaron finalmente por provocarle un aborto espontáneo.
Aunque esto ocurrió en el año 2016, Buitrago ha decidido compartir ahora su historia para concienciar y evitar que otras personas cometan el mismo error. Manda un mensaje a todo el que tenga previsto hacerse un tatuaje y pide que comprueben las condiciones del local: "Verifiquen el lugar o la persona que se lo vaya a hacer. Tengan la autorización de sus padres y vean la asepsia del sitio".
Actualmente, según recoge el diario Hora 7/24, la joven colombiana se encuentra a la espera de una nueva operación con la que tiene esperanzas de volver a caminar: "En realidad una juventud en una silla de ruedas no es buena. Ser independiente y que de la noche a la mañana dependas de alguien es bastante duro".