El cáncer es una de las enfermedades más conocidas y temidas de nuestra sociedad. Y es que es una enfermedad que te consume poco a poco, y contra la que no hay una cura predeterminada; es una dolencia muy complicada, y que requiere muchos cuidados, trabajo y perseverancia. Pese a la gran cantidad de expertos que hay estudiando el tema, aún hay casos cuya curación es prácticamente imposible. Porque realmente el cáncer no es una enfermedad en sí misma, sino que es el nombre que recibe un gran conjunto de enfermedades que guardan relación entre sí; lo que tienen en común es que las células del cuerpo humano comienzan a dividirse de forma ininterrumpida, esparciéndose por todos los tejidos que encuentran cerca. Esto puede suceder en cualquier parte del cuerpo, y detectarlo no siempre es fácil.
Uno de los tipos de cáncer que ataca con más fuerza a las mujeres es el cáncer de mama. Según la Asociación Española Contra el Cáncer, cada año se diagnostican veinticinco mil nuevos casos de cáncer de mama en España, una cifra demasiado alta. El problema de este tipo de cáncer es que es muy difícil de diagnosticar si no se llevan controles constantes previos al cáncer, puesto que no suele presentar síntomas claros. Una mujer puede padecer cáncer de mama y no darse cuenta hasta que sea demasiado tarde, haciendo que el proceso de curación sea prácticamente imposible. Es por eso que es muy importante que las mujeres acudan a revisiones constantemente y, además, que se examinen a sí mismas para ver que todo continúa estando en orden.
Por suerte, día a día se van desarrollando nuevas técnicas gracias a las cuales el cáncer de mama puede detectarse de forma precoz. En este caso ha sido un joven mexicano el que, con su invento, ha conseguido dar un poco de esperanza al resto de la población. Con tan solo dieciocho años, Julián Ríos ha inventado el que podría ser el sujetador definitivo, una prenda interior capaz de ayudar a detectar el cáncer de mama. A esa edad, los adolescentes medios suelen estar pasando el tiempo con sus amigos, preocupándose por sus exámenes, sus estudios, y lo que vendrá en su futuro. Pero no suelen estar buscando métodos para prevenir el cáncer de mama.
El caso de Julián es excepcional. Desde los trece años, ha tenido que vivir la lucha contra el cáncer de mama de su madre. Graciela, que así se llama su progenitora, estuvo a punto de fallecer dos veces a causa del cáncer tan agresivo que vivió. Tuvo que pasar por una quimioterapia bastante preocupante, distintas operaciones y muchos ingresos hospitalarios. Fue diagnosticada con cuarenta y cinco años y, en un primer momento, los médicos pensaron que bastaría con extirpar el tumor. Todo parecía ir bien hasta que, de repente, el cáncer reapareció con mucha más fuerza; finalmente, optaron por realizar una mastectomía.
Y si Graciela lo sufrió en sus propias carnes, Julián también, aunque desde otra perspectiva. Cuando una enfermedad de este estilo ataca, la sufren tanto la víctima como todos sus familiares y seres queridos, que deben ver cómo trata de sobreponerse y cómo lidia contra ella.
Julián decidió luchar junto a su madre
Julián no se rindió, luchó junto a su madre y, tras toda esa batalla, decidió continuar actuando. Con tan solo dieciocho años, decidió unirse a tres compañeros más y fundar Higia Technologies. A través de esa empresa, consiguieron desarrollar el primer prototipo del que sin duda será el sujetador más famoso del mundo, el único capaz de detectar el cáncer de mama.
El nombre de este sujetador es 'Eva', y lo que hace es detectar tanto los cambios de temperatura como los de textura de la zona de la mama a través de unos biosensores que lleva incluidos. Mediante un análisis de la piel, el sujetador logra registrar todos los datos y los cambios que se van produciendo en una aplicación móvil. Pero, ¿para qué todos estos datos? Cuando hay un tumor en el pecho, el volumen de sangre del mismo aumenta, así como la temperatura corporal. Así, se puede detectar fácilmente si hay un tumor, o si el área podría estar presentando algún tipo de anomalía. En caso de ser así, la propia aplicación recomendaría a la mujer que acudiera al médico rápidamente.
Por ahora, lo único que hay es un prototipo. Del prototipo al diseño final podrían pasar dos años, puesto que los investigadores aún necesitan conseguir los permisos y los registros suficientes como para poder comenzar a comercializar con el sujetador. Además, debe demostrarse que está listo para ser usado sin provocar ningún daño a las mujeres que quisieran comprarlo. Pero el prototipo en sí mismo supone ya un paso importantísimo frente a la lucha contra el cáncer. Quién sabe si en 2019 este sujetador estará ya disponible en el mercado, y todas las mujeres podrán saber en sus propias casas si tienen o no cáncer de mama.
Aún está por ver cuál será el precio definitivo del sujetador, pero esperemos que, teniendo en cuenta que estamos hablando de algo que podría hacer mucho bien a la sociedad, sea algo relativamente asequible. Quizás no el precio de un sujetador normal, pero tampoco algo que nadie pueda pagar.