Una joven argentina ha recorrido los más de 10.000 kilómetros que separan Barcelona de Olavarría para visitar a su padre y conseguir que confiese ante la cámara los 18 años de abusos sexuales a los que la sometió.
Romina Balaguer, el nombre de la víctima, ha sufrido múltiples secuelas por culpa de las violaciones, palizas y humillaciones a las que le sometió su padre con el consentimiento de su madre. Todo ello le ha supuesto un cúmulo de problemas psicológicos por los que actualmente toma hasta 12 pastillas diarias.
"¿Reconoces que eres un pedófilo y un pederasta?". Con estas palabras Romina va poco a poco consiguiendo arrancar una confesión expresa a su padre, que al principio se muestra algo reticente: "abusé de ti durante 18 años", algo que achaca a que "la mente es una basura".
Las críticas no se centran exclusivamente en el padre, puesto que su esposa conocía con detalles todo lo que sucedía y no denunció. Asegura Romina que ella la dejó abandonada, y que por culpa de todo le "hicieron mierda la vida y [se] la destrozaron para siempre".
Lo cierto es que Romina, tal y como asegura en el vídeo, ya había enviado conversaciones telefónicas a la Policía española y argentina en las que quedaba más que demostrado el abuso sexual al que había sido sometida. Sin embargo, denuncia que su padre "vive tranquilamente en Argentina" puesto que considera que en el país latinoamericano "no existe la Justicia".
Lo cierto es que este delito podría no suponer prisión para su verdugo, puesto que al tener 66 años, solo se le podría imponer prisión domiciliaria; si la Justicia no considera que el crimen ha prescrito. Actualmente se encuentra fugado de las autoridades, lo que aún retrasará más el proceso. Sin embargo, las redes sociales garantizarán, al menos, una responsabilidad social: el vídeo en el que confirma sus abusos sexuales ha superado las 500.000 reproducciones.
Todo un pueblo movilizado
El pueblo en el que reside el padre de Romina, Olavarría, se ha manifestado contra la lacra de los abusos a menores, tal y como recoge el diario argentino El Popular. Allí se congregaron varias personas que se encuentran en la misma situación de indefensión que Romina, todas ellas movilizadas por el colectivo Anímate, que agrupa a las víctimas de abusos sexuales contra menores de edad.
En declaraciones al mismo diario, Romina asegura que, a pesar de que su padre no vaya a recibir el castigo de la Justicia, siente "paz, ya me he quitado muchos kilos de encima, y a partir de ahora comienza una nueva vida para mí". Romina ha asegurado que todos estos años han supuesto un verdadero "tormento", así como que quiere empezar por fin una nueva vida.
Mientras ella inicia esta andadura, los colectivos que la han apoyado en manifestaciones han asegurado que "nuestro objetivo es animar a hablar, animar a denunciar. Nos merecemos paz y justicia. Le exigimos a la Justicia que se les den a los casos de abuso sexual la importancia que merecen".
La prescripción de los abusos sexuales, a debate
El caso de Romina pone de relieve un tema que ha generado amplia controversia en la sociedad. ¿Deben prescribir los abusos sexuales a menores?
Algunos países como El Salvador ya han impulsado leyes que acaban con esta consideración, pero tanto Argentina como en España aún continúan prescibiendo. En el país ibérico, por ejemplo, estos delitos no pueden ser perseguidos pasados entre cinco y quince años de la mayoría de edad legal de las víctimas.
Algunos colectivos han solicitado que esta medida se anule, puesto que "los casos de abuso sexual ya no deben prescribir porque el dolor de las víctimas no prescriben" y que "los abusadores abusan durante toda su vida", tal y como ha asegurado Liliana Cuenca, del colectivo Anímate.
Mientras tanto, en mayo de 2016 se presentaron 300.000 firmas para solicitar que estos crímenes no queden sin ser juzgados. Y recuerdan algo fundamental para apoyar esta tesis: la mayoría de las víctimas tardan décadas en encontrarse con las condiciones de denunciar.