El acné continúa siendo, a día de hoy, un tabú social: todo aquel que lo haya vivido en sus propias carnes lo sabe mejor que nadie. Son muchos los jóvenes (y no tan jóvenes) que sufren diariamente las críticas, los insultos y los complejos que el acné tiene asociados.
Sin embargo, a pesar de que la publicidad y los medios de comunicación insistan en esconderlo, mucha gente padece acné y quiere (o se ve obligada) a solucionarlo. No es algo tan raro como quieren llegar a vendernoslo, y con un cuidado facial adecuado (y, en ocasiones, la visita a un dermatólogo que ponga un tratamiento apropiado) se puede llegar a paliar.
Pero es fundamental comprender que, aunque es algo que puede llegar a subsanarse, también es algo normal y de lo que nadie debe avergonzarse. Es por eso que es tan importante que haya personas que, como Emma O'Mahoney, cuenten sus historias con el acné: para hacer comprender a los demás que no están solos en esto.
Emma ha aprovechado las redes sociales para contar su historia. Desde que era muy joven, sabe lo que es tener acné, sabe lo que es tener que recurrir a tratamientos muy agresivos y, sobre todo, sabe lo que es ser criticada y juzgada por su aspecto físico. Pero, además, ha vivido en su propia piel lo que es casi perder la visión por someterse a un tratamiento médico especialmente brusco.
Contar su historia para evitar más casos
Esta joven ha sido lo suficientemente valiente como para exponer de forma pública su historia, sabiendo las críticas que eso podría conllevarle (las redes sociales pueden llegar a ser muy crueles). Porque sabe lo importante que es que la gente que padece este tipo de dolencias sepan que no están solos, que no tienen nada de que avergonzarse, que el acné no es nada que se deba esconder. Y, además, quiere evitar que nadie más pase por el suplicio que ella pasó cuando casi se quedó ciega a consecuencia de un tratamiento médico.
"Para aquellos que no conocen la historia de mis ojos, aquí está. El año pasado perdí una gran cantidad de visión. La razón por la que he decidido finalmente contar mi historia en las redes sociales es porque sé que hay muchas preguntas sin respuesta, y si me veis caminando por la ciudad con un bastón, no quiero que os asustéis. Resumiendo: el año pasado tuve una reacción a algún tipo de medicamento que causó la acumulación de líquido espinal en mi cerebro, hinchando mi nervio óptico, causando que perdiera gran parte de mi visión. Cuando fui tratada en el hospital, me dijeron que estaba a un día de estar completamente ciega. Gracias a la oftalmología, la neurología y los equipos de Neurocirugía de Riley, puede ganar una gran cantidad de visión durante el año pasado, con la ayuda de la cirugía y los medicamentos. Entonces, ¿qué puedo ver? Tengo una falta de visión periférica, algunos puntos negros que adoran bailar alrededor de mis ojos, estoy ciega de la mitad inferior del ojo izquierdo, todas las líneas rectas son onduladas para mí, y tengo ceguera nocturna. Aunque mi visión es un poco mala, estoy agradecida por lo que tengo", ha explicado la joven en su cuenta de Instagram.
Fueron los medicamentos que tomó por el acné los que le causaron esto; pero no los medicamentos en sí mismos, sino una combinación de un antibiótico y uno de las pastillas que estaba tomando en ese momento, todos para tratar la infección acnéica. Por supuesto, tras perder tanta visión y casi quedarse ciega, tuvo que eliminar todos los tratamientos antiacnéicos, con lo cual su acné ha vuelto con fuerza.
Lo que Emma padece en la piel se llama acné quístico, y pese a que ha estado buscando métodos para eliminarlo, a día de hoy no hay ningún medicamento que pueda tratarlo sin provocarle efectos secundarios. Ella misma admite que está tratando de luchar contra el acné, pero que ha decidido aceptarlo en su vida porque sabe que eliminarlo será extremadamente complicado. Ha aprendido a quererse, aceptarse y valorarse por algo mucho más allá de un físico, porque ya ha pasado por un tratamiento perjudicial para su salud y no quiere ponerse en riesgo de nuevo.
Emma es un ejemplo de aceptación, naturalidad y lucha diaria. No solo por su batalla contra el acné, y por haber comprendido que el acné no tiene que ser un impedimento para vivir, sino también por todos los baches que ha tenido que pasar siendo tan joven; por haber vivido de cerca lo que es no poder ver y, aún así, continuar adelante con todas las secuelas que esto le ha dejado. Y, además, por ser capaz de contar su historia para evitar que los demás tengan que vivir algo así.