Sabíamos poco de Reino Unido de cara a Eurovisión 2020. En un año donde precisamente se está hablando mucho de Europa en las islas pero ni por asomo en términos musicales, desde la BBC se ha llevado el camino eurovisivo con mucha cautela y secretismo.
Avisando allá por octubre que la pública británica decía adiós a su preselección, el 'Eurovision, You Decide', al mismo tiempo que unía fuerzas con el sello musical BMG, desde ese momento los rumores de artistas se multiplicaron. Asociando la selección interna con la posible apuesta británica por un nombre contrastado, finalmente la pública ha optado por James Newman, luego de pasarnos casi una semana creyendo que sería su hermano John el agraciado para ir a Países Bajos.
James Newman, que ha centrado su carrera sobre todo en la composición musical dejando temas para artistas de la talla de Armin Van Buuren, Calvin Harris o Kesha, también ha estado asociado al camino eurovisivo, al haber sido uno de los compositores de 'Dying To Try', la apuesta de Brendan Murray con Irlanda en Eurovisión 2017.
Una canción con personalidad
Si algo pecaba Reino Unido en su historia reciente en el festival era de apostar por canciones que no reflejaban su industria. Siempre con el fantasma de tener un mercado musical de los más prestigiosos del mundo, la BBC parecía elegir canciones para salir del paso sin más, revirtiendo esto en posiciones de cola año sí y año también.
Luego de apostar por una canción de John Lundvik el año pasado (ya saben que no siempre acudir al mercado sueco es un acierto), de cara a 2020 se arman de una canción que en directo crecerá y que suena, te guste o no, a Reino Unido. Este 'My Last Breath' puedes oírlo perfectamente en un pub recóndito de Picadilly Circus, y en principio estará bien defendido, con la duda de saber hasta qué punto James Newman podrá dar el salto de escribir a interpretar al máximo nivel.
Con un coro muy interesante y buenas dosis de bombo, Reino Unido se suma a España, Francia e Italia en el carro de miembros del Big-5 con voces masculinas apostando por un midtempo. Si bien la canción no se le ven visos de ser tremendamente competitiva, sí creemos que puede crecer con las semanas y apartar a Reino Unido de las posiciones calientes, algo que no hace desde 2017, cuando Lucie Jones salvaba los papeles británicos con un decimoquinto puesto.
De esta forma, Reino Unido en el momento más complicado de su historia reciente para ir a Eurovisión, afrontará el viaje a Rotterdam con una buena canción que denota trabajo, algo que en los últimos años carecía. ¿Obtendrá resultados? Para eso habrá que esperar a mayo.