Desgraciadamente, el mundo está lleno de infidelidades. El Instituto Francés de Opinión Pública resaltaba en 2017 que una de cada tres personas ha sido alguna vez infiel en su vida, y cuando entra otra persona en una relación, la cosa cambia. Hablamos de personas, pero, ¿y si entra una muñeca sexual? Este es el caso de James, un ciudadano inglés que lleva ya varios años compartiendo vida sentimental con su mujer Tine, y con su muñeca April a la vez. La mujer no pone reparo alguno, y este británico disfruta una bigamia insólita.
Ahora, el Channel 4 inglés le ha dedicado un documental sobre su vida, lo que le ha llevado a la fama. Bajo el título 'The sex robots are coming (Los robots sexuales están llegando)' James cuenta sus peripecias, su gasto en inversión en la muñeca, y como su vida sexual supera hasta en cuatro veces la media de la población en Inglaterra. Todo a sus 58 años.
April, un amor de 1.700 euros
Lo primero al ver casos como estos es preguntarse acerca de como llega un hombre a adquirir un objeto sexual así. En el caso de James, la razón parece más que justificada. Con una vida sexual bastante escasa debido a su edad y su ocupación como ingeniero, una vez su suegra se puso enferma, llegó el momento de hacerse con April.
A la vista de que el cuidado que su mujer debía dar a su madre debilitaría la vida sexual de la pareja, James acababa llegando a un acuerdo con Tine, por el cual la esposa aceptaba la curiosa adquisición de la muñeca. Lo que en inicio era solo un objeto para saciar su apetito sexual, terminó convirtiéndose en una persona más de la familia.
April, que así se llama la muñeca, costó unos 2.000 dólares. De cuerpo escultural, hecha entera en silicona y 1.53 de estatura, la muñeca 'disfruta' de una vida de lujo, donde además de sexo, ofrece todo tipo de compañía a James. Cenas románticas "donde nadie se da cuenta de que es una muñeca", paseos por el parque y noches tórridas son el saldo de la inversión.
Respecto al sexo, James solo destaca que el mayor problema es "tenerla que mover para cambiar de posición", pero el resto son todo beneficios. Reconociendo el inglés que con April satisface una fantasía de estar con una chica de veinte años a su edad, también reconoce que su gran reto es subirse pronto al carro de las muñecas con inteligencia artificial. El inglés ya tiene entre ceja y ceja a Harmony, una muñeca de unos 8.000 dólares que contaría con hasta 19 personalidades, capacidad de conversar, y modos desde el más calmado a algunos de verdadera bestia en la cama.
Su mujer, encantada
¿Cómo reaccionarían si su pareja sentara a comer día a día a un muñeco de goma? Lo común sería pensar en transtornos mentales o incluso acabar algo encelado con la dichosa muñeca. Sin embargo, la mujer de James anda encantada.
Tine, de la misma edad que su marido, reconoce que ya la vida sexual es algo pasado para ella, y que a todo esto se le une el poco tiempo que le puede dedicar a su marido por el cuidado de su madre. Ante esto, la esposa se contenta con "el acuerdo" que alcanzaron, por el cual James no salió y buscó a otra, "quedándose con ella".
Siendo Tine incluso en ocasiones la encargada de maquillar a April para que parezca lo más real posible, asume con gusto la vida de su marido junto a la muñeca, aunque sí reconoce "que le costó un tiempo" asumir esos "escarceos extramatrimoniales" entre James y April.
Ahora la familia es completamente feliz, en una casa para tres, dos seres humanos y una enteramente hecha de silicona. Quizá la llegada de la inteligencia artificial al mundo de los objetos sexuales pueda terminar por destrozar el matrimonio, pero de momento, todo funciona en este matrimonio tan atípico.