El Festival de Sanremo se conforma como un proceso de selección hacia el Festival de Eurovisión complemtamente distinto al realizado por cualquier otro país. De hecho, se podría decir que Sanremo no es método de selección.
En esta sexuagésima novena edición, de hecho, Eurovisión nace como un calco de Sanremo a nivel europeo para unificar naciones años después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, Italia siempre ha sido un país importante en la esfera eurovisiva, que con sus idas y venidas ha cosechado grandes resultados sirviéndose de Sanremo como lugar del que sacar canciones e intérpretes, pero siempre colocando una gran separación entre el Teatro Ariston y el posterior festival europeo.
Como ejemplo, para conocer quién representará a la RAI en Eurovisión, año tras año hay que esperar a la rueda de prensa posterior a la final de Sanremo, donde entre las preguntas de la Stampa italiana, alguna suele ir sobre Eurovisión, dejando claro ahí el sí o el no al festival. Este año, donde se elucubraba que había unos 10 síes y 14 noes a la cita de la UER, finalmente el italoegipcio Mahmood se llevó el León de Oro de Sanremo, y con ello el derecho preferencial a ir a Eurovisión. Su 'sí' con algo de demora le conviertirá en el cuadragésimo quinto representante transalpino en el festival con su canción 'Soldi'.
Una gran sorpresa
El propio Festival de Sanremo se define como el 'Festival della canzone italiana', y por canción italiana siempre se nos va la cabeza a la balada potente en voz rasgada. Si bien en los últimos años hemos visto disfraces de gorila o canciones llenas de mensaje globales, lo cierto es que la presencia de la canción clásica en Sanremo 2019 ha sido amplia.
Sin ir más lejos, en la súperfinal a tres del festival, Mahmood se jugaba el León de Oro junto a 'Il Volo' (terceros en Eurovisión 2015) y 'Ultimo', ambos con propuestas clásicas italianas. Junto a ellos, otros como Loredana Berté, Simone Cristicchi o el joven Irama ofrecían más de lo mismo, más de lo de siempre, más de lo que encandila de los italianos.
Sin embargo, en la ecuación entre público y jurados expertos, Sanremo se lo llevaba Mahmood con un trap con influencias del pop marroquí, como indicaba el propio artista, que comentaba en primera persona lo duro que es una infancia sin una figura paterna. Se esperaba en gran medida la victoria de una balada clásica, e Italia apostó finalmente por la diversidad y lo distinto en una voz joven que semanas antes ya había ganado el Sanremo Giovanni, cita entre cantantes jóvenes que tiene como premio un billete al Sanremo clásico.
Golpe sobre la mesa a Salvini
El Festival de Sanremo es uno de los grandes eventos del año en Italia. Con medias de casi once millones de espectadores en cada una de las seratas, ningún italiano puede dejar de lado su oportunidad de opinar sobre el evento.
Uno de ellos, sin duda, fue el Vicepresidente de la República Italiana, Matteo Salvini. De marcado tinte xenófobo y de extrema derecha, Salvini no dudó en ir twitteando toda la semana sobre el festival, hasta encontrarse la victoria de una canción tan diversa como este Soldi. Preguntándose si esa era la canción más bella de Italia, defendía a Ultimo como el mejor de la noche.
#Mahmood............... mah............ La canzone italiana più bella?!? Io avrei scelto #Ultimo, voi che dite?? #Sanremo2019pic.twitter.com/jpflaSLF7c
— Matteo Salvini (@matteosalvinimi) 10 de febrero de 2019
Esta reacción, en parte, explica para muchos la victoria de Mahmood. En un país donde la xenofobia ha llegado al gobierno, hacer del arte un arma crítica hacia el gobierno podría haber llevado a que no solo el público (para ellos Mahmood no fue el favorito en la súperfinal), sino que los jurados elijan una canción que habla abiertamente de la exclusión social, que incluye frases en árabe o que cuyo intérprete deja en el aire su identidad sexual.
El debate está en las calles, y de camino aparece una canción que podría tener mucho éxito en Eurovisión.
Un sonido inconfundible
Una vez ha quedado presentado el contexto de la canción, es momento de hablar de este Soldi que representará a la RAI en Tel Aviv.
Los italianos parecen haberle cogido gusto a las canciones con cierto mensaje social, y luego de retratar el drama del terrorismo en 2018, o criticar la cultura de las redes sociales en 2017, para 2019 se guardan la cruda realidad de las familias desestructuradas.
A través de no solo la voz de Mahmood sino la imagen que ofrece el intérprete, la canción tiene cierto magnetismo que la hace única. Con un estribillo pegadizo que incluso te lleva a las palmas en él, los puentes hacen que no te olvides de que estamos ante una canción de marcado toque italiano, al mismo tiempo que el estribillo te lleva a esa música árabe que tan bien complementa el tema.
Al oír la canción no sabes si bailar o no, pero es evidente que te hace mover la cabeza. El tema, unido a una buena puesta en escena que transmita el mensaje de la canción, le podría sin duda volver a colocar cerca de esos top-5 que consiguieron Ermal Meta y Fabrizio Moro y que casi consigue Francesco Gabbani. Una vez más, Italia ha acertado.
Valoración: Un pack perfecto (18/25)
Tras analizar la canción, llega el momento de ponerle nota, y en este caso el número va a ser bastante alto. Y es que es complicado imaginarse una canción del estilo de Soldi en Eurovisión estos últimos años, más aún al ver la cierta reticencia que existe en el mundo eurovisivo hacia el hip-hop, el rap o el trap.
A sabiendas de que en Italia es uno de los estilos más escuchados en radiofórmulas, Mahmood trae una canción que siendo trap puede ser festivalera, y que suena muy italiana, a pesar de que proviene de un género eminentemente estadounidense. Junto a ello, su imagen completa un pack que es reconocible, adictivo y con mucho recorrido.
La RAI ofrece esa canción que o te encanta u odias en la primera escucha, y esa es la magia en un lugar como Eurovisión. Que llegue a enganchar como para que el europeo descuelgue el teléfono será lo que le separe de luchar por la victoria o pasar desapercibida. Habrá que esperar.