Las autoridades sanitarias de Israel están planteando cambiar su política de acción contra el alza de contagios provocados por la variante ómicron y suspender así las restricciones para generar un "modelo de contagio masivo" que haría que muchos ciudadanos se contagiasen y pasarían la enfermedad de forma leve.
Naftali Benet, el primer ministro israelí aseguró el pasado martes 28 de diciembre que el país está al borde de una "tormenta de infecciones cuya magnitud aún no hemos visto", advirtiendo que "mucha gente se va a infectar" con esta variante sin que puedan impedirlo.
"La tormenta sucederá. No podemos evitarlo">, aseguró en una entrevista con la cadena pública Kan mientras se encuentra confinado por el positivo de una de sus hijas.
Lo cierto es que el contagio masivo fue la estrategia que decidió seguir Suecia a principios de la pandemia, en un momento en el que todavía no había vacunas. El país decidió no imponer restricciones para personas que no pertenecían a grupos de riesgo para intentar seguir viviendo con normalidad y conseguir llegar así a la inmunidad colectiva.
Esta estrategia fue duramente criticada y finalmente fue vista como un fracaso, lo que obligó a sus dirigentes a pedir perdón a la población y que el país cambiara decidiera cambiar de política.
Situación en Israel
La nueva estrategia del Ministerio de Salud israelí se da tras la oleada de contagios que vive el país debido a la nueva variante. Actualmente, la tasa de positividad del país ha subido al 2'48% y el ratio de infección se ha disparado al 1'53%. En el país se notifican cerca de 3.000 positivos cada día.
Aun así, este aumento de contagios tampoco está provocando un incremento de casos graves ni de hospitalizaciones, motivo por el cuál las autoridades se están planteando ese cambio de rumbo. Con sólo 88 casos graves en todo el país, los estudios afirman que en dos semanas el 90% de los contagios de Israel corresponderán a la nueva variante.