El Estado Islámico se caracteriza por su brutalidad a la hora de castigar decenas de "crímenes" que en occidente se consideran comportamientos normales. La homosexualidad es uno de los delitos que los terroristas menos soportan, por lo que mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo es sinónimo de ejecución si llega a oídos de los yihadistas.
Sin embargo, el ISIS ha demostrado que sus demostraciones de poder son más importantes que sus creencias mediante castigos totalmente hipócritas. Los yihadistas están matando a adolescentes que han sido violados por combatientes de sus propias filas, pero estos no son castigados con la muerte, según recoge el portal Indy100.
En enero, el ISIS lanzó a un joven desde lo alto de un edificio para que se precipitara hacia la muerte. El adolescente había sido violado por el terrorista Abu Zaid al-Jazrawi, quien no tuvo un castigo tan duro: fue condenado a varios latigazos y enviado a combatir en el frente.
Esta información desvela la hipocresía del grupo terrorista, que no parece guiado solo por la rabia y la aplicación de la ley sharia a toda costa, sino que sus acciones parecen motivadas por la demostración pública de poder.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos tiene constancia de 25 personas asesinadas a manos del Estado Islámico por ser homosexuales: seis fueron apedreadas hasta morir, tres fueron disparadas en la cabeza y 16 fueron lanzadas desde edificios altos.