La actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está exhibiendo una inoperancia inusitada al frente del Gobierno. La líder regional, que cobra un sueldo superior a los 100.000 euros anuales, tan solo ha remitido un proyecto legislativo a la Asamblea de Madrid que ha quedado suspendido por falta de acuerdo. Durante este período (siete meses), Cifuentes ya había aprobado ocho leyes y Esperanza Aguirre cuatro (a pesar de que tuvo un mes de parón en agosto).
El problema que se encuentra la presidenta está, principalmente, en la fallida coalición que ha firmado con Ciudadanos. El acuerdo permitió la libre designación de equipos por parte de cada partido, lo que ha llevado a nombrar como jefe de gabinete a Miguel Ángel Rodríguez, conocido por llamar "mierda" a su consejero de Transportes y publicar trapos sucios de su vicepresidente. Tampoco ayuda la presencia de Ángel Garrido, que abandonó el PP a las bravas tras una serie de desencuentros con la actual línea del partido.
Por si fuera poco con estas enemistades, que se enmarcan directamente a lo personal e provocan que haya miembros que no se dirigen la palabra; la necesidad de VOX para aprobar leyes ha llevado nuevamente a discrepancias: medio consejo de gobierno (PP) quiere una mesa de diálogo con la ultraderecha y la otra mitad (Ciudadanos), no. Además, se suma que la propia Rocío Monasterio se encuentra en la picota por la crisis sobre su currículum laboral y necesita marcar un perfil duro.
Ante esta falta de producción legislativa, la agenda de Isabel Díaz Ayuso se está componiendo de reuniones meramente informativas y una prolífica agenda con fuerte acento internacional que sorprende, sobre todo, en el Palacio de La Moncloa.
Al estilo de Quim Torra, Ayuso parece mostrar la intención de exhibir la Comunidad de Madrid como una organización con verdaderas competencias en materia internacional. La presidenta se ha reunido hasta la fecha con representantes diplomáticos de Venezuela, Israel, Moldavia, México, Colombia, Alemania, Rusia, Italia, Reino Unido, Marruecos o Estados Unidos.
El Ejecutivo no comprende este repentino interés por comerse al Ministerio de Asuntos Exteriores: "La política exterior es asunto del Gobierno de España y es intolerable que el Partido Popular quiera utilizar instituciones como el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid para eso. Están haciendo política exterior donde no corresponde. Y exigimos que se respeten las instituciones", ha afirmado la vicepresidenta Carmen Calvo en una entrevista con el diario El País.
La hipótesis que se maneja en el Palacio de La Moncloa es que Díaz Ayuso intenta tapar la inoperatividad que caracteriza a sus últimos meses. La agenda internacional que exhibe la presidenta, en solo siete meses de gobierno, supera con creces a la del resto de líderes autonómicos y sobre todo a la que exhibieron en su momento Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid, sin embargo, justifica las reuniones constantes. Asegura que tiene la intención de atraer inversión extranjera a la región y en tener constancia de la diversidad que existe en un polo de atracción de migraciones dentro de España.
La mano de Miguel Ángel Rodríguez
Sin embargo, en todos estos movimientos, continua apareciendo la mano del nuevo jefe de gabinete de la presidenta y asesor personal de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez.
El plan de comunicación que ha diseñado para la lideresa regional pasa por crear una figura similar a la de Esperanza Aguirre pero con una agenda que le permita potenciar su imagen pública fuera de la Comunidad de Madrid.
El objetivo principal es convertir a la presidenta en una figura de peso dentro de la política nacional que, además, le dé relevancia para presentar una hipotética candidatura en las próximas primarias del PP regional, donde se postula bicefalia con Ana Camins al frente para dividir el poder en una plaza que siempre hizo sombra a Génova.
Además, Rodríguez quiere articular en Madrid la figura de un gobierno en la sombra que confronte con Pedro Sánchez a la hora de exhibir cómo actuaría el Partido Popular en La Moncloa con los asuntos que se vaya planteando.
Sin embargo, este plan hace aguas en un punto fundamental: la frágil representación del PP en la Asamblea de Madrid y la necesidad de buscar constantemente el apoyo de Ciudadanos y VOX. Dos socios que, por el momento, muestran dificultades a la hora de entenderse. Esta legislatura promete hacerse muy larga.