El Partido Popular de Madrid empieza a plantearse seriamente la posibilidad de disolver la Asamblea y convocar elecciones con el objetivo de neutralizar una posible moción de censura que podría convocar el portavoz socialista, Ángel Gabilondo.
El debate en el seno de la formación conservadora está abierto. Varios dirigentes del PP consideran que Ciudadanos representa una piedra en el camino de la gobernabilidad y piden "librarse" de sus socios naranjas.
El objetivo es claro: aprovechar el auge de VOX para, si los resultados lo permiten (como apuntan muchas encuestas) relevar con un gobierno de coalición con la ultraderecha. La propia Ayuso ya ha mantenido varios encuentros con Rocío Monasterio y con Santiago Abascal, a quien le une una estrecha amistad desde que se conocieron en el PP durante su juventud y con quien se ha fotografiado en los pasillos del Parlamento autonómico.
El problema, en todo caso, se enmarca a nivel nacional. Pablo Casado mantiene una coalición con Arrimadas para presentar candidatura en el País Vasco y se espera realizar el mismo movimiento en Cataluña. Esta guerra abierta entre ambos socios podría dinamitar todos los puentes, por lo que la decisión puede resultar, cuanto menos, controvertida en Génova.
Sin embargo, la situación en Madrid es insostenible. Ayuso y Aguado han construido una fuerte enemistad que se traduce en enfrentamientos en los medios de comunicación sobre la gestión de las residencias, los pactos con la oposición o la relación con VOX.
No se trata de las tiranteces propias de los socios del Gobierno, sino de una auténtica relación de desconfianza en la que el Ejecutivo se parte en dos y ni siquiera es capaz de consensuar medidas en los Consejos de Gobierno. De hecho, no han aprobado ni una sola ley durante este mandato, que se encamina hacia el primer año.
Problemas para agotar la legislatura y la cuestión de las residencias en plena campaña
Con este escenario, cuesta creer que ambos partidos puedan terminar la legislatura, tres años en adelante donde habría que reformar por completo el marco de las relaciones entre ambos partidos.
Esa presión que existe dentro del PP para adelantar las elecciones, sin embargo, también encuentra sombras. Primero, que las elecciones 'las carga el diablo' y tirar los dados puede derivar en un resultado inesperado. Segundo, que el asunto de las residencias puede estallar a Díaz Ayuso en plena campaña electoral, dificultando enormemente su campaña hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid.