"Felicito al pueblo irlandés por esa decisión", expresaba en un comunicado Harlem Désir, representante para la Libertad de Prensa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Sus palabras llegaron tras la victoria del 'sí', cercano al 70% de los votos, en el referéndum sobre la eliminación de un artículo de la Constitución que ilegaliza la blasfemia.
Durante las campañas previas a la consulta, todos los partidos políticos irlandeses, las iglesias protestante y católica y diferentes masas sociales habían pedido insistentemente el 'sí' a la despenalización de la blasfemia. De hecho, los propios grupos religiosos consideran que esta ley está "obsoleta" en los tiempos que corren.
Esta eliminación del artículo de la Constitución que ilegaliza la blasfemia se encuentra dentro de un paquete de medidas del Ejecutivo irlandés para mejorar la "reputación internacional" del país y, por eso, la victoria del 'sí' representa un "paso importante" para lograrlo. Un paso que podría llevar a otros países a derogar este tipo de leyes que, en muchos casos, tienen como consecuencia duros castigo hasta llegar a la pena de muerte.
Una ley incompatible con la libertad de expresión
Mientras, en el organismo de la OSCE, celebran con alegría la despenalización de la blasfemia en Irlanda porque creen que es un paso positivo para la libertad de expresión. Por eso, pidió a todos los países que sigan el ejemplo este tipo de leyes porque "son incompatibles con las normas internacionales sobre libertad de expresión", afirmaba Désir en el comunicado.
En Canadá, Alemania, Austria, Grecia, Republica Checa, España, Malta, Montenegro, Italia, Kazajistán, Polonia, San Marino, Turquía y Reino Unido, todos ellos socios de la OSCE, todavía existen leyes sobre esta materia. Aunque en muchos países no se aplica en la práctica, continúan penalizandoeste tipo de actitudes. Esto puede provocar un efecto muy negativo en "libre intercambio de ideas e información y pueden ser utilizadas para reprimir el discurso crítico dentro y más allá de la región OSCE", insiste Désir.
El referéndum ha coincido con las elecciones presidenciales en Irlanda, donde Michael Higgins volverá a gobernar durante otros siete años el país. El laborista de 77 años ganó con un 55% de los votos frente al 23%, del díscolo empresario Casey. Este último lo han comprado con el presidente Donald Trump.