La hija de Mayuko Matsumoto no podía creer lo que estaba viendo cuando el pasado 6 de noviembre entró en su casa de Kumamoto. Allí, se encontró a su madre, de 82 años, tumbada en el suelo, incosciente y con 20 cortes en la cara que sangraban intensamente: todo apuntaba a un intento de asesinato.
La Policía nipona se puso rápidamente manos a la obra para aclarar lo sucedido y abrieron una investigación como intento de asesinato, tal y como apuntaban las heridas: "Cuando la encontramos, la sangre cubría todo sobre su barbilla. Tenía la cara empapada en sangre. No sabía lo que había pasado", aseguró la hija de la víctima en declaraciones a Japantoday.
La mujer sufre una enfermedad que la impide hablar y comunicarse con normalidad, por lo que fue imposible conocer de primera mano su testimonio y averiguar alguna pista sobre la identidad del supuesto agresor.
Los investigadores, mientras tanto, continuaban extrañados: nadie había forzado la puerta de la vivienda, por lo que debía de ser alguien que conocía a la mujer y al que le hubiera abierto la puerta.
Sin embargo, tras mucho investigar... algún iluminado alguien terminó por darse cuenta de que todo era (redoble de tambores) ¡El arañazo de un gato!
La Policía, con ganas de cumplir con la Justicia, comenzó a rastrear toda la zona en busca de algún felino que mantuviese sus garras con manchas de sangre humana, al más puro estilo CSI. Imagínense los interrogatorios en la comisaría.
Finalmente, las autoridades confirmaron que el gato había sido capturado y sido encerrado, al más puro estilo 'prisión incondicional' para analizar las muestras de sangre de sus garras y confirmar si fue él quien atacó a la anciana. Suponemos que el juicio se celebrará después. Esperemos que se emita en directo.