La investigación sobre el asesinato del pequeño Gabriel Cruz sigue en marcha arrojando nuevos detalles sobre lo que realmente sucedió. Mientras tanto, Ana Julia Quezada, asesina confesa del menor, permanece ingresada en la prisión almeriense de El Acebuche, donde se encuentra aislada
Fue el pasado 11 de marzo cuando el cuerpo del niño apareció en el maletero del coche de la pareja del padre de la víctima. Dos días después de su detención acabó confesando el crimen aunque alegó defensa propia cuando el pequeño de 8 años trató de atacarla con un hacha, el mismo con el que ella le golpearía la cabeza para después asfixiarlo con sus propias manos.
Una nueva hipótesis podría desmontar la version de Quezada demostrando un delito de secuestro. Según los investigadores, la asesina confesa podría haber drogado al niño antes de matarlo. Esta línea de investigación surge a raíz de que en el registro del vehículo en el que se encontró el cadáver del menor se encontraran varias cajas de ansiolíticos.
El Juzgado que instruye el caso se encuentra a la espera de recibir los resultados definitivos de la autopsia. Los análisis de toxicológicos determinarán su Ana Julia pudo suministrarle sedantes para adormecer y anular la voluntad de Gabriel. Aunque es un trámite habitual, en este caso cobra especial interés.
La versión de Ana Julia
Según Ana Julia Quezada, los ansiolíticos los tomaba ella y el padre de Gabriel para mitigar su angustia por la desaparición del niño. Los investigadores están comprobado las fechas de las recetas para averiguar cuándo se expidieron y a nombre de quién.
De demostrarse que Ana Julia utilizó esos sedantes antes de asesinar al hijo de su pareja, echaría por tierra su defensa en la que alega que el niño se subió voluntariamente a su coche produciéndose el homicidio tras una fuerte discusión. Si le drogó quedaría más reforzada la tesis de la detención ilegal y el asesinato con alevosía.