Días antes de que se convocase el referéndum para la salida de Reino Unido de la Unión Europea, los parqués ya estaban empezando a temblar. El día en el que se conoció que el resultado de la consulta había sido un sí al Brexit, la libra cayó en picado, las bolsas de todo el territorio de la Unión se vieron negativamente afectadas y en España se perdieron miles de millones en un momento.
A pesar de que esto no quiere decir necesariamente que la economía real en Reino Unido vaya a empeorar, está claro que esas casas de apuestas que son las bolsas se vieron gravemente afectadas por el Brexit. Los inversores corrían de un lado a otro sin saber dónde meter su dinero; así, el precio del oro comenzó a subir y los tipos de interés del bono alemán a bajar.
Un refugio de oro
Uno de los problemas a los que tuvo que hacer frente la bolsa fue a la gran volatilidad de los mercados; es decir, a un aumento en la frecuencia e intensidad de los cambios de precio en un producto financiero determinado. Esto trajo consigo que muchos inversores quisiesen estabilizar sus inversiones, y por tanto, llevarlas a algún sitio donde la bajada de la libra o de la bolsa no afectase tanto. Es en este escenario en el que aparecen los valores refugio, aquellos que proporcionan beneficios, o al menos no proporcionan pérdidas, en etapas de incertidumbre política o económica.
El valor refugio por antonomasia es el oro, un bien que tradicionalmente se ha utilizado como pieza de intercambio, más allá de los distintos sistemas monetarios que más tarde han ido surgiendo. De hecho, hasta 1971 el oro y la plata eran los metales preciosos que suponían una limitación a la hora de imprimir dinero: no podía haber más dinero en el mercado que el que se pudiese respaldar con el oro y la plata que los bancos tuviesen almacenados.
A día de hoy, sin embargo, el oro es utilizado para no perder capacidad adquisitiva, algo que no se puede asegurar con el papel moneda. A los pocos minutos de que se conociera el resultado del referéndum la libra había caído un 10% con respecto al dólar, lo que implica que ese papel valía menos que el día anterior. El oro, bien al contrario, se mantenía estable e incluso comenzó a subir un 7,86% por el aumento de la demanda tras el Brexit. No obstante, a pesar de que el oro sigue una tendencia generalmente alcista, lo cierto es que reporta muy pocos beneficios. Simplemente asegura no tener pérdidas.
Es por esto por lo que generalmente el precio del oro se dispara en épocas de crisis económicas o incertidumbre política. De hecho, desde 2006 y hasta 2011 (con la gran crisis económica de 2008 por en medio) la demanda de este metal precioso aumentó de 688 toneladas a 1730, un incremento del 151%.
El yen, otro valor refugio
En los últimos meses la moneda japonesa se ha convertido en un valor refugio frente al dólar estadounidense o el yuan chino. De hecho, tan sólo 7 segundos después de que se conociese el resultado de la convocatoria el valor del yen aumentó un 2%, y poco después llegó a alcanzar cifras del 7%.
Este aumento del valor del dinero nipón se contrarresta con las políticas que el Banco de Japón está poniendo en marcha, y que consiste en inyectar miles de millones de yenes al sistema económico cada mes, con lo que el valor de la moneda tendería a bajar. Sin embargo, tras estas inyecciones muchos inversores acuden al mercado de divisas a comprar yenes, lo que provoca el efecto de contrarrestar los estímulos monetarios del Banco.
Precisamente el hecho de que la moneda japonesa llevase una caída acumulada a consecuencia de las políticas del Banco de Japón fue lo que inició el aumento de las inversiones, especialmente a través de una técnica conocida como «carry trade».
Esta operación financiera consiste en endeudarse en una moneda determinada (en este caso en yenes), y con el dinero de esa deuda comprar deuda en otra divisa distinta. Así, el inversor no sólo obtiene dinero por la diferencia de rentabilidad (al obtener un crédito con un porcentaje menor al que otorga), sino también por el tipo de cambio.
Esta operación financiera acabó fortaleciendo al yen, que terminó siendo la moneda a la que se dirigían los ahorros extranjeros y, por tanto, un valor refugio. Cuando la moneda comenzó a ser fuerte, los inversores comenzaron a vender la otra divisa, comprando por tanto yenes; esto, a su vez, comenzó a fortalecer aún más la moneda.
Parece, sin embargo, que el valor del yen tendrá que caer tarde o temprano, ya que el Banco de Japón continúa con una política de inyectar liquidez a través de préstamos a intereses muy bajos.
Comprar deuda alemana, otro clásico
Pasando del mercado de divisas al de deuda, otra de las inversiones que se espera que sean seguras es la de invertir en el bono alemán. De hecho, el sí al Brexit también provocó que el Bund alemán se desplomase más de un 230%, con lo que los tipos de interés llegaron al -0,169%, moderándose más tarde hasta el -0,104%. Es decir, si un inversor decidía comprar deuda de Alemania a diez años vista, tenía que pagar un 0,104% para mantener su dinero en ese activo, también refugio.
Esto, por otro lado, provocó que la deuda de los países periféricos (España, Italia, Portugal, etc) tuviese más dificultades para financiarse, con lo que la prima de riesgo comenzó a subir entre 20 y 30 puntos. Y es que el interés del Bund es que se utiliza como referencia para el resto de la deuda europea.
A pesar de que todavía es pronto para conocer cuáles serán las consecuencias del Brexit una vez que se produzca de forma efectiva, sí que sabemos que estas casas de apuesta que son las bolsas y los mercados financieros se vieron terriblemente afectados... buscando valores refugio con los que no perder dinero.