Casi la mitad de las intoxicaciones alimentarias que se producen son debidas al consumo de vegetales en mal estado. Aunque estos productos frescos son muy saludables debido al rico contenido en vitaminas, minerales y fibra, debemos tener especial cuidado en su selección y conservación.
Los microorganismos que en ocasiones pueden contener este tipo de productos y que pueden llegar a causarnos los síntomas de intoxicación los bacterias como la salmonela, listeria, Campylobacter y Escherichia coli, además de algunos virus. En especial, son más propensas a aparecer en los alimentos previamente lavados y envasados.
Cambios en el color
Son varios los detalles que pueden indicarnos sobre el riesgo de que estos alimentos se han puesto en mal estado. Por ejemplo, si somos consumidores que prefieren comprar la lechuga ya lavada en bolsas, sabemos que si estas contienen mucho agua, las hojas se reblandecerán y oscureceran a los pocos días.
Este cambio en el aspecto y textura es un indicador de la deterioración del producto, y se debe tener en cuenta que una sola hoja en mal estado significa la contaminación de toda la bolsa. Para evitar esto se recomienda cambiar la lechuga de envase a uno completamente seco, e incluso introducir una toalla de papel para que absorba la humedad sobrante.
Este caso no se debe confundir, sin embargo, con la oxidación natural que sufren otras verduras y hortalizas. Esto se puede observar fácilmente en productos como los aguacates o las manzanas, que se pueden consumir perfectamente tras retirar la parte afectada. Para evitarlo, en cambio, existen trucos como rociar estas frutas y verduras con limón, o almacenarlos con el menor aire posible dentro de una bolsa zip.
Cambios en el olor
Otra de las señales más notables que indican la descomposición de los vegetales son los cambios en su olor. En buen estado, estos productos deben tener un olor suave y fresco, sin embargo, si tienen un olor ácido o incluso alcohólico o químico se podría tratar de que están sufriendo un proceso de fermentación.
Si además observamos la aparición de moho en alguna de sus partes, debemos tirarlo inmediatamente. Desde hace tiempo los expertos alertan de que no se debe retirar las partes afectadas y consumir el resto del producto, ya que este hongo puede haber esparcido sus esporas por todo el producto aunque no sean visibles.
Las intoxicaciones por moho pueden llegar a ser muy serias, al igual que a las debidas por otro tipo de bacterias. Los síntomas a los que debemos estar atentos son las náuseas, dolores abdominales, vómitos diarrea y fiebre. Para evitarnos estos problemas debemos seguir unas recomendaciones sencillas de higiene y conservación:
- No romper la cadena de frío y reducir el tiempo de los productos sin refrigeración
- Mantener una higiene adecuada en la manipulación
- Respetar la fecha de caducidad indicada en los envases
