Durante los doce días que el pequeño Gabriel permaneció desaparecido, la Guardia Civil pudo encontrar a una sospechosa: Ana Julia Quezada, pareja del padre del menor. Lo que la situó en el punto de mira fue su hallazgo de la camiseta del niño en una zona que ya había sido reastreada por las autoridades. Así, la investogación se centró en torno a ella.
Tendiéndole una trampa, hicieron que la mujer cometiera un error que acabó con su detención el pasado 11 de marzo. La Guardia Civil pidió que le entregara las llaves de la finca de Rodalquilar, por lo que Ana Julia decidió actuar. Condujo su coche hasta el lugar sin saber que los investigadores habían colocado en su interior varios dispositivos de grabación que permitieron grabar todo lo que se decía en su interior.
Vigiliada por las autoriades a cargo del caso, siguieron a la por entonces sospechosa. Al llegar a la finca, pudieron observar, fotografiar y grabar en vídeo como Quezada quitaba unas piedras y sacaba de un agujero el "cuerpo desnudo de una persona, no se sabe si viva o muerta", publica El Periódico. Después, la mujer lo envuelve en una manta y lo mete en el maletero de su coche.
Comienza entonces una trayectoria errática en la que da varios rodeos pasando por varias zonas de invernaderos con el cadáver de Gabriel dentro del maletero. En total conduce durante casi 75 minutos durante los cuales los agentes fueron escuchando en directo todo lo que hace y dice la mujer. Habla sola, masculla e insulta al niño: "A ver qué hago ahora con este".
Finalmente la asesina confesa puso rumbo a Vícar, localidad donde vivía junto a Ángel Cruz, su pareja, y el hijo de este, su propia víctima. Los guardias civiles avisaron entonces a sus compañeros que la detuvieron cuando trató de entrar en el párking. Al abrir el maletero, encontraron el cadáver de Gabriel.
Ana Julia podría haber drogado a Gabriel
La investigación sobre el asesinato del pequeño Gabriel Cruz sigue en marcha arrojando nuevos detalles sobre lo que realmente sucedió. Mientras tanto, Ana Julia Quezada permanece ingresada en la prisión almeriense de El Acebuche, donde se encuentra aislada.
Dos días después de su detención acabó confesando el crimen aunque alegó defensa propia cuando el pequeño de 8 años trató de atacarla con un hacha, el mismo con el que ella le golpearía la cabeza para después asfixiarlo con sus propias manos. Una nueva hipótesis podría desmontar la version de Quezada demostrando un delito de secuestro.
Según los investigadores, la asesina confesa podría haber drogado al niño antes de matarlo. Esta línea de investigación surge a raíz de que en el registro del vehículo en el que se encontró el cadáver del menor se hallaran varias cajas de ansiolíticos. El Juzgado que instruye el caso se encuentra a la espera de recibir los resultados definitivos de la autopsia.
De demostrarse que Ana Julia utilizó esos sedantes antes de asesinar al hijo de su pareja, echaría por tierra su defensa en la que alega que el niño se subió voluntariamente a su coche produciéndose el homicidio tras una fuerte discusión. Si le drogó quedaría más reforzada la tesis de la detención ilegal y el asesinato con alevosía.