Parecía que nunca iba a llegar, pero finalmente el 18 de junio de 2018, Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva para cumplir su condena de 5 años y 10 meses que le confirmó el Tribunal Supremo. Poco se sabía de la mencionada prisión de Ávila, pero la llegada del marido de la Infanta Cristina puso a la cárcel en el foco mediático. ¿Con qué presos compartiría su tiempo? ¿Dónde dormiría? ¿Cómo son las instalaciones? ¿Cuál es su rutina? ¿Quién le visita?
Aunque ya han pasado varios meses desde la entrada a prisión del cuñado del rey, la cárcel no ha dejado de ser de gran interés informativo. Ahora salen a relucir las deficiencias con las que cuenta la penitenciaría. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) apunta a que el número de agentes del centro es "claramente insuficiente". Sin embargo, este problema no es nuevo, y aun con la entrada de Urdangarín no se ha conseguido subsanar.
"El déficit de plantilla lo arrastran desde hace años y no parece que la Dirección General tenga mucho interés en solucionarlo porque en la última convocatoria de vacantes, anunciada el pasado mayo, solo se publicaron siete para el Núcleo de Servicios de Ávila, que es la unidad encargada de esos cometidos, dejando otras seis vacantes sin publicar", señalan.
Desde AUGC denuncian, además, que el personal destinado en esa unidad, perteneciente a la especialidad de Protección y Seguridad, "percibe las retribuciones más bajas de todos los cuerpos policiales estatales y autonómicos, carecen de manual específico de prevención de riesgos laborales y no cuentan con formación adaptada a sus funciones profesionales".
Un periodista logra colarse en la cárcel
Asimismo, cabe añadir que los agentes no tienen "ni un vehículo disponible para reaccionar ante incidentes". Esta falta de recursos conllevó a que tres días después de que Urdangarín ingresara en la cárcel ocurriera un suceso que dejó en evidencia la seguridad de la cárcel de Brieva.
Como señala El Español, el 21 de junio de 2018 se coló un periodista que habría intentado acercarse a Urdangarin para tomar fotografías de su estancia en la cárcel. El hombre se coló por la puerta de acceso en la que entran los vehículos, que se controla con un botón que acciona un funcionario de prisiones para abrirla y cerrarla, solo que tarda cierto tiempo en cerrarse, lo que permitió que este individuo se colara.
El periodista fue captado por las cámaras, pero no pudo ser identificado debido a que llevaba un gorro y unas gafas, por lo que paseó sin consecuencias por un área restringida. Sin embargo, no consiguió su objetivo y se marchó con el logro de no haber sido detenido.