Gustar le obsesionaba y no pensaba en otra cosa. Essena O'Neill, una australiana de 19 años, comenzó a publicar sus primeras fotos en redes sociales cuando tan solo tenía 15, convirtiéndose rápidamente en una estrella de Instagram y Youtube con cientos de miles de seguidores, lo que viene a ser una influencer o it girl. Las marcas de moda empezaron a pagarle entonces grandes sumas de dinero para que publicara fotos con sus productos y así fuesen promocionados.
Ella soñaba con convertirse en esa gran figura pero, cuatro años después de que todo comenzara, Essena se ha dado cuenta de que eso no le hacía feliz y ha iniciado el proyecto 'Let's be game changers', en el que pretende desenmascarar la mentira y las obsiones detrás de las redes sociales. Además de lanzar la web ha borrado su Tumblr y la mayoría de sus vídeos y fotografías, y las que no han sido eliminadas tienen una nueva descripción que explica la verdad de la imagen.
Por ejemplo, en esta foto Essena cuenta: "Me maquillé, me ondulé el pelo, me puse un vestido ajustado y joyas grandes e incómodas... Me hice más de cincuenta fotos hasta que conseguí una que pensé que os podría gustar y entonces la edité durante un buen rato en varias apps, simplemente para sentir vuestra aprobación". De este modo, la joven describe cómo las imágenes que subía no plasmaban su día a día ni su realidad, sino un tremendo esfuerzo de creación.
Del mismo modo, cuenta cómo empezó todo y lo que hubo detrás de su primera foto. "Ahí estaba yo, con 15 años, obligando a mi hermana pequeña a hacerme una foto en top (el cual nunca me puse para salir de casa) y un enorme sujetador push up (más de dos tallas más grande). Tomar la foto nos llevó al menos 30 minutos para encontrar el fondo blanco perfecto, acertar con la pose y gritar a mi hermana por no 'hacerlo como yo quería'".
Sin embargo, la australiana no se queda ahí, sino que llega a descubrir los acuerdos que tenía con las marcas. En una de las fotos, en las que exhibe un corto vestido a rayas, afirma que recibió 400 dólares por esa imagen aparentemente cotidiana, a la vez que dice que no es un acuerdo tan sustancioso porque hay marcas que llegan a pagar más de 2.000 dólares por subida. Aunque no juzga a las marcas por hacerlo, sí que considera que debería ser públicamente reconocido que hay un dinero y una intención publicitaria detrás.
La obsesión llegó a provocar trastornos alimenticios
En uno de los pocos vídeos que hay ahora en su canal de Youtube, Essena explica el punto hasta el que llegaba su obsesión. Afirma que se levantaba cada mañana, repasaba todas las publicaciones que había realizado el día anterior, comprobaba todos los likes y comentarios que había recibido en Instagram, Tumblr y Youtube, y echaba un ojo a otros creadores que pudiesen hacerle la competencia. Una tarea extensa si consideramos la gran cantidad de seguidores que tenía (y tiene) la joven.
Sin embargo, lo más preocupante de todo es cuando reconoce que la obsesión por gustar y ser socialmente aceptada le llevó a un punto que ponía en riesgo su salud. "Una chica de 15 años que se restringe las calorías y hace ejercicio de forma excesiva no debe ser un modelo a seguir", escribe en una fotografía. En otra, cuenta: "hice más de cien fotos en poses similares intentando que mi estómago quedase bien. Apenas habría comido ese día. Estaría gritando todo el día a mi hermana pequeña para que siguiera haciéndome fotos hasta que yo estuviese satisfecha".
Harta de la vida "en 2D"
La adolescente instagramer acabó por hartarse de lo que ella tacha de mentiras y vida ficticia, argumentando que lo que ella trataba de vender como una vida real no eran más que poses, incluso previo pago, para gustar. Tal y como ella dice, se cansó de vivir en una realidad "en 2D", a través de la pantalla, en lugar de disfrutar del día a día. De hecho, en varias de las fotografías se lamenta de no haber aprovechado sus 16 años para escribir o leer, en lugar de malgastarlos en redes sociales.
Essena O'Neill afirma ser ahora una chica totalmente diferente, razón por la cual ha iniciado su proyecto 'Let's be game changers'. No solo pretende desenmascarar las mentiras de las redes sociales, sino también utilizar sus seguidores y su influencia para luchar por causas con las que se siente identificada, como el veganismo. Incluso no descarta seguir realizando colaboraciones con marcas que considere justas. Y parece que el resultado está siendo bueno, a juzgar por la respuesta mediática, tal y como cuenta en un vídeo a cara lavada y lágrima viva (una actitud que parece haber adoptado en muchas de sus apariciones recientes). Quizás peca un poco de intensita, pero la chica no deja de ser muy joven y está decidida a cambiar el mundo.