En las redes sociales, ser mujer a veces está censurado. Sólo hay que ver la multitud de cuentas cerradas o de fotos borradas porque alguna mujer haya subido una imagen de sus pechos desnudos. Y es que para Instagram, Facebook, Twitter y hasta Tumblr; estas imágenes significan pornografía. Algo que no sucede si el hombre comparte una instantánea de su torso al descubierto.
La censura no se queda en los pechos de las mujeres, sino que además también se censuran sus culos. Esto es lo que les ha pasado a las fotógrafas canadienses Emili Mercier y Fred Marseille. Ellas vieron cómo Instagram eliminó de un día para otro su cuenta '1001fasses', en la que reivindicaban la diversidad de los cuerpos femeninos a través de los traseros. Contaban con más de 23.000 seguidores y para ellas no se trataba de algo pornográfico, sino que era un proyecto artístico que "mostraba cuerpos femeninos reales sin filtros ni retoques".
"Buscamos a nuestra comunidad de 23.000 seguidores" reclaman en un post en su nueva cuenta. Esta es diferente porque en lugar de mostrar los culos al completo, los tapan con corazones para evitar que la red social les vuelva a clausurar el proyecto. Pero no se callan y a través de '1001fessesproject' también comparten publicaciones dirigidas a la propia red social, explicándoles que un cuerpo desnudo no tiene que significar pornografía. Han decidido manifestarse de esta forma porque, como aseguran a El Mundo, "es imposible comunicarse con Facebook o Instagram".
Censurado
La censura a su trabajo se produjo el pasado mes de enero. Desde la red social, argumentaron que "no seguían las reglas de instagram". Las dos fotógrafas se quedaron estupefactas porque aseguran su único objetivo es "reivindicar el nudismo femenino y promover la diversidad de la belleza, mujer a mujer, a través de un proyecto artístico".
No es la primera vez que censuran el trabajo de estas dos artistas. Hace un par de años Facebook y Tumbrl hicieron lo mismo, a pesar de que en esta última podemos encontrar todo tipo de publicaciones. Así que también tuvieron que reabrirse un nuevo perfil autocensurándose. Para Mercier y Marseille resulta desalentador, pero dicen que nunca se darán por vencidas y que tienen la esperanza de que la gente vuelva a ver su arte como "una manera de ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas y no como un proyecto sexual". Y es que para las canadienses, el verdadero contenido sexual se encuentra en la publicidad que utiliza el cuerpo de la mujer para vender un producto.