La injerencia rusa se ha mostrado un arma empleada por el gobierno de Vladímir Putin para interferir en la vida política de países extranjeros, con las elecciones estadounidenses de 2016 y la victoria de Donald Trump como mayor exponente.
España no se ha mantenido ajena a esta injerencia rusa, que podría resumirse en dos aristas: un impulso al ascenso de VOX tras años de estancamiento de la ultraderecha en España y apoyo al movimiento independentista catalán. Vamos a analizar, punto por punto, cada uno de los ejes de esta injerencia.
1 Independentismo catalán
La injerencia rusa en el procés catalán se evidenció especialmente en dos medios de comunicación que en la actualidad están vetados en la Unión Europea: Russia Today y Sputnik. Ambos multiplicaron la difusión de contenidos relacionados con el movimiento independentista durante los días previos y posteriores al referéndum de 2017 hasta el punto de que fueron el cuarto difusor en redes y comunidades digitales, sin estar ni entre los 25 primeros que más contenidos generaron al respecto, según una investigación de Alto Data Analytics elaborado para el diario El País en 2018.
Dicho estudio se centra en el período del 29 de septiembre al 9 de octubre y refleja informaciones que se movieron especialmente entre usuarios partidarios de la independencia. Los contenidos estaban sobre todo relacionados con la violencia. El 84% de las cuentas eran anónimas con un comportamiento no relacionado con personas particulares, ya que se dedicaban íntegramente a difundir contenido de Russia Today o Sputnik o publicaban ingentes cantidades de tuits durante todo el día, e incluso solo retuiteaban sin mayor actividad. Además, eran nombres genéricos con mensajes idénticos que se generaban con minutos e incluso segundos de diferencia.
¿Qué interés podía tener entonces Rusia en Cataluña? Era una de las preguntas que más sacudían las redes, con gran sorna. Ahora muchos miran lo ocurrido en Crimea y el Donbas. Ciertamente, una internacionalización de aquella crisis y un mayor debate a nivel internacional hubiera amplificado la crisis y generado cierta legitimidad a la, en realidad, invasión que Rusia había perpetrado en estas regiones, creando el caldo de cultivo.
Yendo más allá, a Rusia también le interesaba una Cataluña independiente. Los procesos de incorporación a la Unión Europea requieren de unanimidad de los 27 miembros, lo que hubiera descolgado a este nuevo país por posible rechazo de España y otros países con tensiones territoriales. Cataluña podría haber terminado por este motivo bajo cierta influencia rusa, y una base militar habría permitido a Moscú cerrar el Mediterráneo, desde Latakia (Siria) hasta Cataluña (Este a Oeste). Sin duda, aunque no hubiese llegado a materializarlo, hubiese sido un gran elemento de presión para la OTAN.
Por otro lado, la propaganda que se evidenció en algunos vídeos como el lanzado por Ómnium, titulado 'Help Catalonia', supusieron un auténtico descrédito del orden liberal, la Europa occidental y el cumplimiento de los derechos humanos en una zona del Viejo Continente que intenta contraponer a Moscú. Puro argumentario para un líder autocrático, Vladímir Putin, que intenta mantenerse en el poder minando a la oposición interna y evitando cualquier movimiento que quiera imitar a las democracias occidentales en su país.
Y, de paso, el Kremlin, nuevamente pudo poner a prueba toda la maquinaria de propaganda de Russia Today, Sputnik y los bots en redes sociales que ya hemos comentado, que fueron eficaces en el Brexit o en la victoria de Donald Trump. Y que, en este caso, jugaron sus cartas.
2 Ultraderecha
El apoyo a los movimientos de extrema derecha en Europa lo explicamos en este artículo y se basa en la necesidad del Kremlin de llevarse al Viejo Continente hacia su cuerda ideológica (ver a Moscú como una antigua Roma alejada de la 'decadencia occidental'), así como desmembrar a una Unión Europea que contraviene todos sus intereses.
Estos apoyos a la extrema derecha se materializaron, por ejemplo, en 2018, cuando el magnate Konstantin Malofeev, próximo al Kremlin, se dedicó a patrocinar portales web en español como Katehon (que desde la entrada de VOX en las instituciones dejó de editar en nuestro idioma) o Geopolitica.ru, este sí en español, que difunde ideas de ultraderecha y tesis territorialistas próximas a Vladímir Putin.
Cabe destacar que Katehon se dedicó por entonces a difundir artículos de ideología ultraderechista en los que varios jóvenes eran entrevistados como analistas en la cadena rusa Russia Today o en la agencia Sputnik de manera recurrente. Russia Today, por cierto, también fue parte de la parrilla de otra de las televisiones que ensalzaron en su momento a la formación de Santiago Abascal, Intereconomía, cuando la emisora no se encontraba en su mejor momento financiero y, llamativamente, no encontró mejor opción que elegir la televisión del Kremlin para rellenar su parrilla.
El patrocinador de Katehon, Malofeev, es un magnate ruso que ya fue vetado en 2014 por la Unión Europea por su apoyo a los separatistas prorrusos de Ucrania. La UE apuntaba a que les estaba prestando un "presunto apoyo material y financiero" y lo acusaba de actuar "en apoyo de la desestabilización de la Ucrania oriental".
Desde que VOX ha llegado a la primera fila política, algunas campañas contrarias a la Unión Europea, que jamás habían alcanzado relevancia en la España democrática, empezaron a tener un altavoz, entre ellas, la denominada #Spexit. También las cercanías con Hazte Oír, a quien Konstantin Malofeev pidió 100.000 euros en una carta fechada en París el 4 de abril de 2013 y escrita por Arsuaga, según Público. HazteOír, por cierto, ha financiado indirectamente algunas campañas de VOX. Lo ha hecho a través de la herramienta Citizen Go, una plataforma de la que Malofeev aparece como uno de los principales impulsores en 2013 en un informe del European Parliamentary Forum for Sexual and Reproductivity Rights.
Rusia, en definitiva, está siguiendo con esta injerencia el mecanismo soviético de la 'internacional socialista', pero en versión conservadora y además se ha intercambiado los papeles con Estados Unidos: mientras que Washington parece apostar por la revolución de las minorías sociales, Moscú apuesta por el retorno a los valores conservadores más tradicionales.
No hay pruebas claras de que VOX haya estado financiado directamente por Vladímir Putin, pero sí es claro que España le interesa claramente a Rusia. Es un país con el que puede cerrar militarmente el Mediterráneo frente a su base de Latakia, en Siria. Además, tiene grandes tensiones internas, lo que hace que sea más proclive a la desestabilización. El caballo de batalla para debilitar a los enemigos que aprecia en el Viejo Continente.