La prensa europea se ha acostumbrado últimamente y sin ningún tipo de complejo a calificar a los españoles como "vagos" y a recalcar que, al parecer, nuestra única aficción es "dormir la siesta".
Por todo ello, llama la atención que sean precisamente ellos quienes se queden dormidos en un país de "follaburros", según publicó el diario The Sun. Pero sí, los ingleses cuando llegan a la Costa del Sol, parece ser que cogen nuestras costumbres con más ganas que nosotros.
Eso es lo que ha sucedido precisamente en la playa de La Caleta de Cádiz, una historia que ha resultado de lo más curiosa. Al parecer, un hombre de 65 años con nacionalidad inglesa ha amanecido en tal lugar después de haber permanecido durmiendo en su yate en plena mar.
La historia no hubiera ido a mayores si no hubiera sido porque el protagonista se había subido a la barcaza... en Marbella. Estamos hablando de más de 200 kilómetros si lo cruzamos en pleno mar, así que la siesta tuvo que ser de las más reconfortantes. Quizás quería ponerse al día después de 65 años disfrutando del nublado clima londinense, pero no podemos confirmar tal realidad.
Quien le encontró tendido en plena playa, fue un barrendero municipal, que llamó a la Policía Nacional a las 5:50 de la madrugada del miércoles 5 de abril tras escuchar el cláxon de un barco. El rescate fue todo un show, puesto que al lugar tuvo que acudir la Policía, pero también varios bomberos, Guardia Civil e incluso Salvamento Marítimo. Se temía por su vida porque no daba señales de vida.
Sin embargo, el hombre estaba vivito y coleando. Tal era su sufrimiento, que lo primero que solicitó fue una habitación de hotel y rehusó cualquier intervención médica.
Una siesta que se le fue de las manos
El hombre ha relatado a los agentes que se encontraba bastante cansado y decidió ir a su yate 'Miss Brenda' para reposar un poco.
Tras dormirse y, aún no se lo explica, el ancla se rompió sola donde estaba atracado, en Puerto Banús -Marbella- y el barco empezó a moverse. Él ni se dio cuenta y siguió durmiendo durante una distancia de 200 kilómetros, por lo que el cansancio que debía de llevar encima debía ser importante, algo de lo que da síntoma el tener 65 años, ser inglés, estar en la Costa del Sol y tener un yate.
Según relata, en un momento dado se levantó "desorientado". No reconocía el lugar: estaba en la Playa de la Caleta de Cádiz, rodeado de policías y agentes de todos los efectivos de emergencias.
¿Cómo pudo dormir durante tanto tiempo y recorrer a la deriva 200 kilómetros sin inmutarse? Aún no lo sabemos, pero bastante bien estuvo para solo despertarse "desorientado" de todo. Al menos no se levantó cansado. El afectado fue conducido a un céntrico hotel de la capital gaditana, tal y como se lo solicitó a los agentes. Esa era su única voluntad después de tan extraño suceso.