Ben Greenfield, influencer norteamericano obsesionado por el fitness, es conocido entre sus más de 50.000 seguidores en Twitter, 60.000 en Facebook y 30.000 en YouTube, por ser un biohacker. ¿Qué es esto? Una corriente cada vez más habitual en las que las personas experimentan los avances científicos en su propio cuerpo.
Hasta ahora, Greenfield se había sometido a inyecciones de plasma o células madre, y a terapias de ondas de sonido. Todo ello, para obtener un cuerpo musculado y una condición física única. En su intento por mostrarnos la decadencia del siglo XXI, este hombre ha dado un paso más, al utilizar de nuevo las células madre para inyectárselas en su propio pene.
Así lo narra en una entrevista a Gimzodo: "Lo que quería era cambiar de bien a mejor, y tener un pene más grande. No os voy a engañar, esta es la razón por la que hombres con disfunción eréctil harían algo así".
Su desafortunado comentario con respecto a las personas que sufren este problema viene por las investigaciones que se están llevando a cabo para solucionar la disfunción eréctil mediante el uso de células madre. La clínica US Stem Cell, a la que acudió Greenfield para aumentar su pene, asegura que en 2016, 17 pacientes con dificultades sexuales se sometieron a este tratamiento, y 8 de ellos han conseguido tener de nuevo erecciones.
No es que no nos creamos a US Stem Cell, el problema es que en 2017 la clínica ha tenido varios contratiempos. Por ejemplo, dejar a tres personas ciegas por experimentar con células madre, lo que le ha valido una advertencia de la Administración de Alimentación y Medicamentos (FDA) para que abandonen estas prácticas irregulares. No parece que se la hayan tomado demasiado en serio.
¿Efecto placebo o resultados reales?
Aunque las investigaciones fueran veraces y finalmente se descubriera una relación científica, los estudios se están realizando con personas con disfunción eréctil, no con aquellas con un tejido sano, por lo que los riesgos de la decisión del youtuber son mucho mayores que los beneficios que podría experimentar.
A pesar de las advertencias, Greenfield se inyectó finalmente las células. Según él, tres o cuatro después "parecía como si hubiera crecido" su pene. No solo eso, sino que las erecciones eran más duraderas y la calidad de los orgamos, mucho mejor.
¿Realmente es cierto, o su interés porque fuera así le ha creado un efecto placebo? No lo sabe ni él. "No he usado una regla para medirlo, pero cuando está dentro de mi esposa, ella puede notarlo", señala sin demasiado convencimiento. No obstante, no muestra arrepentimiento alguno al someterse a este tipo de pruebas. "No siempre puedes esperar a que las cosas se estudien minuciosamente".
