La joya de la corona de la economía española, Inditex, ha sufrido un duro revés en bolsa. La compañía de Amancio Ortega perdió este 13 de diciembre un 5%, lidera las caídas del Ibex y se encuentra en una posición algo incómoda ante sus inversores.
¿Cuál es el principal motivo? La publicación de un 'profit warning' en el que reconoce que ha ganado 21 millones de euros menos de lo previsto (1.500 millones frente a los 1.029 que finalmente han publicado). Una situación que se ha extendido a los ingresos brutos, donde hay un receso de 254 millones (6.666 millones frente a 6.412 millones). Por último, su crecimiento se ha estancado, al menos, si lo comparamos con los años precedentes, en los que ha crecido con cifras de dos dígitos.
Este 'profit warning' (que muy de lejos, con mucha distancia, remite en parte a lo vivido por los supermercados DIA, porque la diferencia de solidez financiera y éxito de modelo de negocio entre ambas es espectacular) lastra su perspectiva financiera de cara al final de año.
Sin embargo, la situación no es negativa en términos globales. Primero, porque Morgan Stanley ha reconocido que, a pesar de los datos, las cifras de márgenes son positivas, a pesar de que "se verán solapadas por las débiles cifras de ventas".
Pero este último punto no es exclusivo de Inditex. Al contrario, es inevitable por un factor que está arrastrando el sector durante los últimos años: el cambio climático. La acumulación de otoños e inviernos con temperaturas suaves ha producido que la ropa se acumule en las estanterías y que gran parte de las cadenas se vean obligadas a venderlas, en muchos casos, a precio de coste (la ley ya no obliga a realizar rebajas únicamente dos veces al año). España, por ejemplo, está registrando pérdidas constantes en torno al 6%.
Esta política del fast fashion (H&M, por ejemplo, se ha visto también muy afectada) se extiende a otras firmas de lujo, aunque con resultados más distintos. El más polémico lo ha protagonizado Burberry, que literalmente se ha dispuesto a quemar todo su stock para evitar que sus productos pierdan valor en el mercado. Este sobrante ha dejado pérdidas de 32 millones de euros.
Inditex es especialista en actuar con rapidez
La pequeña crisis que vive la compañía gallega, sin embargo, tiene esperanza de resolverse. Todo, en una compañía que sabe actuar con celeridad, sabiendo crear colecciones limitadas cada 15 días y siempre basadas en las tendencias que están emergiendo en el mercado.
Este es el camino por el que continuará apostando, al menos, a medio plazo. Lejos de la fuerte guerra de precios que vive el sector, Pablo Isla asegura que priorizará los márgenes de beneficios sobre las ventas (no quiere realizar grandes descuentos a lo largo del año y los limita a una serie de prendas muy limitadas).
Es cierto que esta política permite ganar más dinero por ropa y vender menos cantidad. El modelo de prendas limitadas por colección lo permite y aumenta la compra por impulso, el deseo por la marca y la rentabilidad en tiendas (se convierte en un atractivo frente al resto de enseñas en los ejes comerciales).
Una de las pruebas que lo demuestra es el resultado de explotación, el ebit, que mejoró un 3% hasta los 3.070 millones de euros. Y es la prueba de que el modelo no se ha agotado, aunque debe cundir la cautela, teniendo en cuenta que quizás haga falta realizar reformas en el futuro: las acciones han perdido un 9% de valor en lo que va de año.
La transición hacia los 'showrooms'
Junto con estos movimientos, la compañía continúa girando hacia el modelo de digitalización que se prevé que protagonice el mercado en los próximos años. El plan es claro y se enfoca hacia la tendencia del sector: reconvertir las tiendas en showrooms, en los que valorar los productos, para después adquirirlos a través de internet (donde esperan vender en todo el mundo a partir de 2020).
Este tipo de tiendas ya se encuentran en Madrid, donde se ha incorporado una prueba en la última planta del recién establecimiento de la calle Serrano. En Londres, por otro lado, se ha abierto un local enfocado exclusivamente hacia este modelo. Y en Cremona (Italia) se ha hecho otro experimento enfocado en la marca juvenil Bershka.
Todo ello, sumado a la omnicanalidad (pedir en internet y recibir gratis en tienda), son los primeros pasos hacia un sector que se encuentra en pleno cambio y en cierta crisis de ventas.
A pesar de la confianza hacia el modelo que se evidencia ante los inversores, la rapidez a la hora de afrontar reformas es fundamental para evitar una crisis que ponga en jaque el futuro de la empresa española más importante a nivel internacional. Y estos movimientos, sin duda, van en la buena dirección.