China se encuentra en estos momentos en una especie de 'tormenta perfecta'. El gigante asiático enfrenta finalmente la reapertura de su economía después de tres años de estricto aislamiento por una política de 'Covid cero'. El régimen ha sufrido una pérdida de credibilidad interna después de que su sistema haya mostrado falta de eficacia en la gestión de la crisis sanitaria, con imágenes de colapsos en hospitales y levantamiento entre su población para la reapertura.
Pero hay otros factores por el camino que lastran los pilares sólidos de la fortaleza china, entre ellos, una población envejecida tras años de aplicación de una política de 'hijo único' que, con la explosión económica, ha pasado a modificarse por otra de fomento de la natalidad.
Hay que señalar que China limitó un único hijo por familia en la década de 1960, que permitió que en 2016 tuvieran dos hijos y que desde 2021 permite un tercer hijo. Sin embargo, tras una generación de hijos únicos, China no ha cultivado una cultura de familias numerosas.
Precisamente, este envejecimiento y familias pequeñas, están provocando un declive demográfico, la primera vez que sucede en los últimos 60 años. Mientras tanto, la tasa de fertilidad de India es muy superior (China 1,28; India 2,00-2,05).
El 'sorpasso'
La mayoría de cálculos fijan el 'sorpasso' poblacional de la India a China en abril de 2023. Que esto suceda tendría relevancia, por ejemplo, a la hora de fortalecer su presencia, por ejemplo, con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, que tiene cinco miembros permanentes, incluida China.
India es miembro fundador de la ONU y siempre ha insistido en su derecho a contar con un asiento permanente en este organismo.
Otro de los retos que tiene India es el económico. El país busca hacer sombra a China en producción, pero todavía mantiene mucha labor por delante. Para poner los datos sobre la mesa, en 2021 China contaba con un PIB de 17,7 billones, mientras que India apenas llegaba a los 3,2 billones. Sin embargo, también hay que destacar que su PIB se ha multiplicado por 3,6 veces desde 1990 y que el país cada vez suscita más interés a nivel internacional como factor de inversión.
China, ahora, sin embargo, tiene que afrontar el reto de una población joven menguante y un envejecimiento que irá aumentando con el paso de los años. En 2050, se prevé que el país tendrá una pirámide poblacional invertida, algo que será dañino para el crecimiento de su economía y el sostenimiento de sus ayudas públicas o el pago de sus pensiones.
Por el contrario, India tiene una población de mediana edad. Además, el país está intentando aprovechar el complejo marco generado por la invasión de Ucrania y las relaciones entre Rusia y China (un mundo menos global), que está cansado de la excesiva dependencia de la fabricación en el gigante asiático, para comenzar a diversificar manufacturaciones. Apple, por ejemplo, traslada parte de sus producciones a India, algo que supone un ejemplo de esta transición de lo que podría estar por venir.
A diferencia de China, India tiene una pirámide poblacional menos envejecida, pero la pobreza y estructura clasista del país supone un reto mayúsculo que lastra su crecimiento.