Los padres de Yihad se encuentran en una encrucijada después de que la Justicia francesa haya abierto una causa penal contra ellos por la elección del nombre de su retoño.
El hijo de la pareja, que profesa la religión musulmana, nació el pasado mes de agosto de 2017. Los progenitores no vieron ningún escollo para que las autoridades de Léguevin, un pueblo de unos 8.000 habitantes, aceptara este nombre.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el nombre del pequeño comenzó a generar revuelo en la zona. Su bautizo, la guardería, el pueblo, la región. Todo el mundo comenzó a comentar el nombre del niño y, finalmente, alguien presentó una denuncia ante la Fiscalía francesa.
Después de estudiar el caso, las autoridades han terminado por abrir la instrucción penal de los hechos, para comprobar si sus progenitores podrían haber cometido algún tipo de delito por elegir este nombre.
Los magistrados se amparan en una circular gubernamental de 2011, durante la época de Nicolás Sarkozy, en el que el Gobierno se arroga el derecho de rechazar un nombre si "puede ser contrario a los intereses del niño".
Este caso ya tiene un precedente en 2012, cuando se denunció a un niño con una camiseta que incluía en el pecho el lema "Yo soy la bomba" y detrás: "Yihad, nacido el 11 de septiembre". El caso del pequeño, nacido en 2009, generó fuerte revuelo pero finalmente no comportó consecuencias judiciales.
El nombre de Yihad es controvertido por el uso que se han arrogado los grupos terroristas islámicos (con Al Qaeda y el Daesh después como fuerzas predominantes). Sin embargo, los teólogos también le atribuyen otros usos como "piadoso" o "deber", no en el sentido bélico que sí imponen los extremistas.
Los padres atribuyen esos significados al nombre de su hijo, aunque será finalmente la Justicia la que determine si han incurrido en algún tipo de delito al haber elegido ese nombre para su hijo.
